En
mi sueño escribo la primera columna del año. Entre las sábanas, bien calentito,
le voy dando forma. En mi sueño 2023 empieza bien, aunque no sabemos cómo
acabará. Como la columna entonces. Tiene ya algunas líneas, la voy escribiendo
mentalmente, pero ya veremos a través de las brumas del sueño dónde me lleva,
que el mundo onírico tiene mucho peligro y a veces se pierde entre digresiones
sin sentido. Como el mundo real, vamos. En mi sueño los Reyes Magos de Oriente,
tras atravesar una espesa y mágica niebla, me han traído cuentos, libros y un
montón de ideas, que buena falta me hacen. La verdad, hubiera preferido salud,
dinero y amor (no necesariamente en ese orden), pero bueno, no me voy a quejar.
Algo es algo. Sus Majestades sabrán. También me han traído carbón de propina,
que ahora con los tiempos que corren es toda una bendición. Siempre me ven
merecedor del preciado carbón; creo que mi apellido tiene algo que ver en este
particular. En mi sueño la Lotería del Niño no me ha tocado por un número. Por un
número entero, vamos. Ni me he acercado lo más mínimo. Hay que ver, ni en
sueños me toca la lotería. Ya se dice que es más fácil que te caiga un rayo a
que te toque la lotería, por esas cosas de la probabilidad. También dicen que
lo importante es participar, aunque supongo que se referirán a otro tipo de
juegos. En los del azar lo bueno es que te toque, o que te roce al menos. O
tener salud, en su defecto, pero los Reyes Magos Oníricos van a lo suyo con sus
regalos y sus cuentos. En mi sueño el roscón de Reyes estaba buenísimo,
por cierto, con nata de la buena, de la
de verdad, era un roscón casero con fruta confitada y escarchada, y no estaba
multado; los sueños en este tipo de productos siempre mejoran la triste realidad.
Con la miel y la nata en los labios me he despertado. Vamos allá, 2023.
https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2023/01/07/primera-2023-80792441.html
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