en mi sueño
salgo empapado
de la bañera,
después de darme
una buena ducha,
tomo una toalla
y me empiezo a secar
concienzudamente
pero al pasar la toalla
por la entrepierna,
entre los restregones
algo se suelta
y siento que mis cojones
se estampan contra el suelo
miro al suelo embaldosado,
entre extrañado y divertido,
y veo mi polla y mis huevos
a mis pies
mis partes pudendas
recuerdan a un animalito rosado
que se ha separado
de su madre sin su permiso
las recojo cariñosamente
y las llevo a mi vacía entrepierna
para volverlas a unir
con mi cuerpo desnudo
pero, para mi sorpresa,
no se ajustan,
no se pegan
con el velcro de mi piel
necesito pegamento,
me digo,
y salgo del baño
a buscarlo,
llevando a la polla en mi mano
como un polluelo
que precisa protección
abro el cajón de las cosas importantes
y descubro aterrado
que no hay pegamento,
sólo una nota recordando
que hay que comprarlo
decido vestirme,
y bajar a comprarlo,
qué remedio,
así que voy a mi cuarto,
saco un calzoncillo
de los que se ajustan bien,
me lo subo hasta las rodillas,
pongo mi polla y mis huevos
en la entrepierna,
subo los calzoncillos
y atrapo ahí mis partes
con la presión del eslip
me toco el paquete,
lo centro un poco,
y busco una camisa
y unos pantalones,
pero entonces se abre
la puerta y entra mi mujer,
que viene del trabajo
al verme en calzoncillos,
recién duchado,
vete a saber lo que pasa
por su cabeza,
que estoy medio desnudo
para ella, supongo,
y me sonríe muy sensual,
provocativamente,
y, antes de que pueda
decirle nada,
me abraza y me mete
la lengua hasta la campanilla
mi polla, pese a estar
algo separada de mi cuerpo,
lucha por salir del eslip,
hinchándose y creciendo
con una vigorosa independencia
mi mujer me arrastra
entre besos y caricias
a la cama,
se desnuda de forma atropellada,
las ropas volando
por la habitación,
me baja los calzoncillos y,
rápidamente,
antes de que la gravedad interceda,
tomo la polla con una mano,
manteniéndola pegada
a mi lisa entrepierna,
sin atreverme a decirle
a mi mujer lo que me ha sucedido,
muy avergonzado;
no sé cómo se lo puede tomar,
la verdad
el caso es que ella,
embebida en sus pensamientos,
ajena a mi problema,
empieza a chupar mi problema
yo mantengo la polla
pegada a mi cuerpo,
cogiéndola por los huevos,
pero, sin poder evitarlo,
mi mujer toma mi verga
con fuerza, tirando de ella,
separándola de mí,
y la chupa con lascivia,
los ojos cerrados
de pura concentración
mi cuerpo está a un palmo
de mi rebelde polla,
sin saber qué hacer,
aunque, a la vez,
siento el placer
en mi zona autónoma
cuando me acerco,
para disimular,
ella abre los ojos,
con la boca muy ocupada,
y me ve algo más lejos
de lo que debería estar
asustada,
se saca la polla
de la boca,
la levanta ante sus ojos
y la mira y me mira a mí
como por vez primera,
sin comprender
asqueada, enajenada,
sin pensar en las consecuencias,
tira mi polla por la ventana,
y siento horrorizado
cómo mis huevos
van cayendo hacia la calle
(siento en ellos el frío, el viento),
hasta que dan con el asfalto
con un “ploff” que me estremece
por primera vez,
me siento verdaderamente
separado, y siento
(escucho a través de mi polla)
el motor de un coche
que se le echa encima
sobrecogido,
me lanzo hacia la puerta
para intentar salvarla,
gritando como un loco,
desesperadamente,
y me despierto de golpe,
sudando, en la cama,
con mi mujer al lado,
plácidamente dormida
todavía con miedo,
llevo una mano
a mis partes
y siento aliviado
que están ahí,
esperándome