10:00 horas
"Cuentos del Cretácico", con Daniel Tejero y Roberto Malo
Colegio Pilar Bayona
Cuarte de Huerva
(Zaragoza)
blog del escritor
10:00 horas
"Cuentos del Cretácico", con Daniel Tejero y Roberto Malo
Colegio Pilar Bayona
Cuarte de Huerva
(Zaragoza)
10:15 horas
CUENTACUENTOS DE ROBERTO MALO: "TANGA Y EL GRAN LEOPARDO"
Actividad de Educación en Igualdad a través de la Casa de la Mujer
Ludoteca Escondecucas
https://www.libreriaparis.com/libro/399774/sonadores-los/978-84-945195-0-5
11:00 horas
CUENTACUENTOS DE ROBERTO MALO: "TANGA Y EL GRAN LEOPARDO"
Actividad de Educación en Igualdad a través de la Casa de la Mujer
Centro de Tiempo Libre Capuzón
“Virginia Woolf nos
la vuelve tarumba, y hasta un jersey, le ha tricotado a la cruz de la tumba de
Hemingway”, cantaba el genial Javier
Krahe en Nembutal, una de sus
canciones más celebradas. Y sí, estos días me dan ganas de tomar nembutal por
la que se ha montado a costa del Orlando
de Virginia Woolf. Al parecer, les
vuelve tarumba a ciertos gobernantes. No puedo entenderlo, de ninguna manera. Un
clásico de la literatura universal debería ser intocable, vamos. Pero eso no ha
impedido que se haya vetado en Valdemorillo la representación de la obra Orlando de la compañía Teatro Defondo,
premiada y elogiada. Hasta la adaptación al cine dirigida por Sally Potter es una maravilla (hay
libros tan buenos que es difícil adaptarlos mal). Por cierto, podéis ver piezas
del fantástico vestuario de la película Orlando
en la exposición Cine y Moda
comisionada por Jean Paul Gaultier
en el CaixaForum de Zaragoza hasta el 20 de agosto. Merece mucho la pena. Y
hablando de cine, también leo que se ha retirado en Bezana la película de
animación Lightyaer, donde sale un
beso entre dos mujeres. Un piquito muy tierno e inocente, podría señalar, que
no molesta a ningún niño. Y lo que nos indignaba hace no mucho que en ciertos países
la censurasen, madre mía. Pues mira, también la censuran aquí. Que tontos hay
en todas partes. Si no que se lo digan al mismo Krahe, que sufrió la censura
gubernamental en sus propias carnes. Como cantaba en Me internarán: “Algún censor de los de antes / metió tijera al
recital, / ¡qué feos son los gobernantes / cuando se ven al natural!”. Y sí,
qué fea es la censura. Es un asunto muy delicado, como la pena capital. “Pero
dejadme, ay, que yo prefiera / la hoguera, la hoguera, la hoguera. / La hoguera
tiene, qué sé yo, / que sólo lo tiene la hoguera”. A la hoguera mandarían los
libros de Virginia Woolf si les dejasen, me temo.
"La censura contraataca", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 8 de julio.
12:00 horas
"¡Eco, eco!", cuentos ecológicos, con Daniel Tejero y Roberto Malo
y
17:00 horas
Cuentos para adultos, "¡Que vienen los cómicos!", con Daniel Tejero y Roberto Malo
Ena
(Huesca)
https://www.holamonstruo.com/producto/la-bruja-anacleta/
11:00 horas
CUENTACUENTOS DE ROBERTO MALO: "TANGA Y EL GRAN LEOPARDO"
Actividad de Educación en Igualdad a través de la Casa de la Mujer
Centro de Tiempo Libre Pandora
11:00 horas
CUENTACUENTOS DE ROBERTO MALO: "TANGA Y EL GRAN LEOPARDO"
Actividad de Educación en Igualdad a través de la Casa de la Mujer
Centro de Tiempo Libre Paniporta
Montañana
Desde
que escribo columnas, mi vida ha cambiado. Sutilmente tal vez, pero ha
cambiado. Lo noto en pequeños detalles. Ahora miro todo lo que me rodea con
otros ojos, con otro talante, quizás anhelando, inconscientemente, el tema de
mi siguiente columna. Leo las noticias con fruición, intentando sacarles punta;
buceo entre líneas buscando esas perlas negras que están ahí pero ocultas a la
mayoría de las personas. Sufro de columnitis
aguda, una enfermedad muy común entre los escritores y periodistas: consiste en
contemplar la realidad como un campo experimental del que hay que extraer la
chispa, el jugo, el significado. Se podría decir que el mundo es un vasto
esqueleto al que hay que arrancarle la columna vertebral. Tal cual. Pero no lo
digo como algo negativo, que conste. De hecho, ser columnista tiene aspectos
muy positivos. He descubierto que me sirve como excusa para hacer lo que
realmente quiero. Cariño, tenemos que ir a ver la última película de Quentin
Tarantino, pero para la columna, eh, ya sabes. Y cuela (en este caso porque
salen Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, todo hay que decirlo). A mi mujer la
escena que más le ha gustado es cuando Brad Pitt se quita la camiseta para
arreglar la antena de televisión. Curiosamente, y salvando las distancias, yo
en las columnas hago lo mismo. Me desnudo emocionalmente, realizo un striptease
sentimental, intentando aportar algo de mi experiencia a los lectores. ¿Da para
columna?, pienso cuando tiene lugar alguna anécdota graciosa en mi entorno
cercano. Y a veces sí y a veces no. La vida es una columna.
11:30 horas
CUENTACUENTOS DE ROBERTO MALO: "TANGA Y EL GRAN LEOPARDO"
Actividad de Educación en Igualdad a través de la Casa de la Mujer
Centro de Tiempo Libre Tragaldabas
C/Viñedo Viejo, 1
Estoy firmando en El Corte Inglés. Firmando sin parar. Es una locura maravillosa. Me encanta ver las caras que ponen los niños mientras les dedico el libro. Me observan expectantes, con auténtica devoción. Yo estoy metido en mi papel, comentando lo ilusionado que me siento de que les gusten mis historias. La comercial de Planeta, sentada a mi lado, me dice en voz baja que vaya más rápido, que hay como doscientos niños esperando su turno. Yo firmo a toda velocidad, me hago cargo, pero me encanta charlar con los chavales, preguntarles cómo se llaman, cuáles son sus libros favoritos, sus personajes preferidos…, en fin, ese tipo de cosas. Me pierde la labia, y hablo por los codos mientras mis rotuladores y bolígrafos garabatean los diversos y brillantes ejemplares. Y además los niños me observan arrobados, encantados. Los padres, en cambio, curiosamente, me observan con cierta lástima. Algunos incluso murmuran apenados: “Pobre, el calor que debe de estar pasando”. Pero se equivocan por completo, desde luego. No paso calor, si bien es cierto que sudo bastante dentro de la cabeza de ratón. No obstante, estoy disfrutando una barbaridad; de hecho, me encuentro al borde del éxtasis. Soy escritor, y firmar más de trescientos libros en un par de horas no lo hace cualquiera. Vale, los libros que firmo no los he escrito yo, y ni siquiera he leído la mayoría (y es un detalle importante, de acuerdo). Sin embargo, en estos momentos, bajo el disfraz de Gerónimo Stilton, me siento la persona más feliz del mundo.