En el año 1989 se estrenó Indiana Jones y la última cruzada,
película que tenía que cerrar la trilogía sobre el mítico arqueólogo y
aventurero. Y así tenía que haber quedado la cosa, con una muy eficaz tercera
parte que funcionó muy bien a todos los niveles (entonces se llevaban las
trilogías). Pero veinte años después debieron de pensar que por qué no
continuar con una nueva entrega, que el negocio es el negocio, y se sacaron de
la manga Indiana Jones y el reino de la calavera
de cristal. No había necesidad, la verdad. Y como la cuarta no convenció a casi nadie, otros tantos años después quisieron darle un final
digno a la saga, y esta semana se ha estrenado el resultado: la última (ahora
sí), titulada Indiana Jones y el dial del
destino. Lo mejor: ver a nuestro Antonio
Banderas, “el mejor hombre rana de España”, compartiendo pantalla con Harrison Ford, escuchar de nuevo los
compases de John Williams y el
emotivo final. Bien está lo que bien acaba. En el año 1989 también se estrenó La Sirenita de Disney. Fue un exitazo
tremendo (todos acabamos enamorados de Ariel). Y estos días se ha estrenado una
nueva versión con personas. No había necesidad, la verdad. Lo mejor: ver a
nuestro Javier Bardem haciendo de
padre de la Sirenita, escuchar de nuevo las canciones de Alan Menken (y algunas nuevas) y la villana que se marca Melissa McCarthy. En el año 1989
también se estrenó el Batman
protagonizado por Michael Keaton.
Fue un taquillazo y un éxito descomunal. Y estos días hemos podido ver de nuevo
a Michael Keaton con el traje de Batman en The
Flash. No había necesidad, la verdad. Lo mejor: ver a nuestra Maribel Verdú haciendo de madre de
Flash, escuchar de nuevo el tema de Batman de Danny Elfman y cierto cameo maravilloso. Tres películas que
coinciden en la cartelera y que miran al pasado. Ay, la operación nostalgia.
Asimismo, podéis leer la columna "No había necesidad", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:
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