El colofón es la anotación ubicada en
la última página de un libro, donde se detallan los datos de impresión; se
puede indicar la fecha y el lugar de producción, los nombres de los impresores
o copistas, alguna efeméride relacionada. Su uso se remonta a la antigüedad,
cuando los textos se copiaban a mano en tablillas o rollos. Con la invención de
la imprenta, el colofón solía ir acompañado de la marca tipográfica, una suerte
de emblema o sello profesional. Y en la actualidad, en muchas editoriales se
sigue utilizando el colofón, aunque algunos lo vean como una reliquia del
pasado, ya que los datos más importantes ya figuran en la portada o en la
página de créditos. Se me ocurre que el colofón puede que se denomine así
porque algún editor habrá pensado “al final del libro pongo lo que me sale de
la cola”. Y es un error muy común confundir el colofón con la página de
créditos, no caigamos en él. A ver, digo error muy común pero tampoco la gente
monta tertulias en la televisión debatiendo el tema ni surge la conversación en
los bares dramáticamente, rasgándose las vestiduras los parroquianos, lo admito.
Es un asunto que tal vez no tiene mucho tirón (no es fútbol, vamos), pero un
servidor, en esta humilde columna, lo quiere poner encima de la mesa. Al fin y
al cabo, el colofón es un género en sí mismo (como el actor Nicolas Cage). Y el
colofón es una de las partes del libro que menos atención ha recibido. Hay que
reivindicarlo, qué caramba (como al actor Nicolas Cage). Yo siempre busco el
colofón en los libros. Al igual que Harry, el protagonista de Cuando Harry encontró a Sally, lee lo
primero el final de cada novela que empieza, no sea que se muera antes de
llegar a terminarla, a mí me gusta leer el colofón del libro lo primero. Es
como mirar el culo lo primero de otra persona (hay relaciones que con esos
inicios han acabado muy bien, que conste). Vivan los colofones, no dejen de
ponerlos, no son adornos prescindibles. Por otro lado, según la RAE, colofón
también es el remate final de un proceso. Al escribir remate final me viene de nuevo a la mente el tema del fútbol, pero
mejor no voy a entrar, que no está el horno para bollos. Resumiendo: que yo
estoy a favor del colofón. Ahora que está todo polarizado y nadie se pone de
acuerdo en nada, que si colofón sí, que si colofón no, yo digo que sí. Faltaría
más. Todo mejor con un brillante colofón, chin pon.
"El colofón", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 27 de septiembre.
Asimismo, podéis leer la columna "El colofón", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:
https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2025/09/27/colofon-121991187.html
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