La vida, entre otras cosas, consiste
en subir y bajar escaleras. Sin embargo, no todas las escaleras son iguales,
como descubrimos ya en la niñez. Las hay que son muy cómodas y da gusto
recorrer una y otra vez (las mecánicas por ejemplo me pierden, te suben y te
bajan a donde sea y tú sin hacer nada, quieto ahí parado; solamente hay que
estar atento al final, no sea que no veas venir la zona lisa y te lleves un
buen susto), y también están las que son una tortura y que con probarlas una
vez ya has tenido bastante, no te quedan ganas de repetir la experiencia por
nada del mundo. De pequeño recuerdo con cariño las escaleras de mi colegio.
Cuando jugaba a balonmano, una parte del entrenamiento consistía en subir y
bajar escaleras; un ejercicio muy saludable. Nos poníamos unas tobilleras de
kilo y medio y subíamos y bajábamos los cinco pisos de escaleras corriendo. En
mi cabeza sonaba la banda sonora de Rocky,
con ese mítico tema de Bill Conti en
bucle, o incluso lo llegaba a
tararear, según mi estado de ánimo. Todos
lo hemos hecho alguna vez, ¿verdad? Y luego estaban las escaleras de la vieja
casa del pueblo, con peldaños mellados y desparejados, y que como te
descuidaras un poco te daba el cuerpo un buen torzón. Hay escaleras buenas y
malas, como todo en la vida. ¿Cómo diferenciarlas? Existe una fórmula
matemática para comprobar si las escaleras son cómodas o no, si están bien o
mal construidas. Se denomina “la fórmula de las buenas escaleras”. Dice así: la
altura del escalón, por dos, más el escalón a lo ancho, nos tiene que dar una
cifra comprendida entre sesenta y sesenta y cinco centímetros. Si da una cifra
comprendida entre esos números, las escaleras son buenas. Si no, pues son
malas. Si pruebas dicha fórmula en las escaleras de tu casa, querido lector, seguramente
saldrá como resultado que son buenas. Pongo la mano en el fuego. Que la vida te
dé unas buenas escaleras.
"Las buenas escaleras", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 9 de diciembre.
Asimismo, podéis leer la columna "Las buenas escaleras", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:
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