El otro día me volvieron a llamar
Fernando. Fue una persona que me conoce desde hace muchísimos años. No le
corregí, por supuesto. Yo atiendo a cualquier nombre. También atiendo si me
dicen “eh, chico”, o cualquier otra cosa. Además, que la gente me llame Fernando
es algo tristemente habitual. Supongo que la culpa es mía, que tengo cara de
Fernando. Tengo un rostro que proclama Fernando a los cuatro vientos. Podría
ser peor, me digo para mis adentros, que hay cada nombre por ahí... Bien
mirado, igual me confunden con Fernando
Malo, el gran ceramista y experto en mudéjar, a quien conozco y es una
persona maravillosa, pero que quede claro que no nos une ningún lazo familiar.
Mucha gente me pregunta: “¿No serás familia de Fernando Malo?”. (Si me hubieran
dado un euro cada vez que me han hecho esa pregunta sería ahora
multimillonario). Cuando les digo que no somos familia, noto que sobre la
persona que ha realizado la pregunta cae una sombra de decepción. Qué pena,
madre mía, con lo majo que es Fernando Malo, pero no son familia. En fin, no se
puede tener todo en la vida. “Qué más quisiera yo”, me dan ganas de apostillar,
todavía envuelto en su inmensa desilusión. En cualquier caso, tenemos un
apellido en común y un nombre que nos encaja a los dos como un guante. A mí no
me corresponde ese nombre, de acuerdo, por lo menos por lo que figura en mi
documento nacional de identidad, pero para muchos fisonomistas autorizados es
el que tendría que lucir para que todo en el cosmos encajara a la perfección.
Ay, sembrando el caos y confundiendo a la gente con una cara vulgar y con un
nombre que no me corresponde. Soy lo peor. Cuando alguien se equivoque con mi
nombre, por favor, que no pida perdón. Soy yo quien debe pedir perdón al
universo. Lo siento mucho, de verdad, no volverá a ocurrir en mi siguiente
reencarnación. Palabra de Fernando.
"Tengo cara de Fernando", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 21 de octubre.
Asimismo, podéis leer la columna "Tengo cara de Fernando", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:
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