Soy muy fan de Roald Dahl. Su antología Relatos
de lo inesperado me marcó tremendamente. Como animador, me ha tocado animar
su novela Matilda (pocos libros son
tan apropiados para animar a leer en los colegios). Mi parte favorita de la
actividad es la entrevista con el autor. Yo les indico a los alumnos que no ha
sido fácil traer al famoso escritor al colegio, ya que está muerto, pero que pese
a semejante circunstancia ha accedido a venir y mientras espera en el pasillo les
pido recibirlo con un fuerte aplauso. Yo abro la puerta durante los aplausos,
salgo del aula y entro con unas gafas redondas en la punta de la nariz. Me
presento como Roald Dahl, con un leve acento británico, y me siento en una
silla para la entrevista. Aunque algún chaval pone cara de “hemos sido engañados”
todos entran en el juego y me hacen un sinfín de preguntas, y como he estudiado
a fondo su obra y su biografía, respondo lo que más o menos hubiera dicho el
propio autor. Después realizo un casting entre los alumnos y representamos
algunas escenas del libro, ya que sus historias lo reclaman. De hecho, sus
historias han sido llevadas a la pantalla por los más grandes: Alfred Hitchcock, Steven Spielberg, Tim Burton,
Danny de Vito… Hasta Quentin Tarantino adaptó su relato Hombre del Sur para la episódica Four Rooms. También Wes Anderson adaptó fantásticamente Fantastic Mr. Fox. Y este año Anderson ha vuelto a plasmar cuatro Historias extraordinarias de Dahl: La maravillosa historia de Henry Sugar, El cisne, El desratizador y Veneno.
Estos cortometrajes son un homenaje casi reverencial a los textos del escritor y
al mismo tiempo son unas obras de arte fieles al estilo personal e
intransferible de Anderson, donde el teatro y el cine se fusionan mágicamente.
Y ver al actor Ralph Fiennes interpretando
a Roald Dahl (y a algunos personajes de los cuentos) supone una sorpresa
maravillosa y genial.
"Roald Dahl, nunca mal", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 7 de octubre.
Asimismo, podéis leer la columna "Roald Dahl, nunca mal", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:
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