Hay frases de
películas que se quedan grabadas a fuego para siempre en nuestras vidas. Hay
una que me gusta especialmente. Es la siguiente: “¿Qué esperabais?
¿Destructores?”, que dice Robert Redford
en Un puente lejano, película
dirigida en el año 1977 por Richard
Attenborough. El guión de la película es del gran William Goldman, así que la frase le pertenece a él, pero es
inmortalizada en celuloide a través de Redford. La escena es muy sencilla: dos
compañías de soldados norteamericanos tienen que tomar un puente que está en
poder de los alemanes. Se hallan cerca de la orilla, esperando a que sea el
momento oportuno para cruzar el ancho río. Cuando llegan los camiones
transportando lo que van a usar para poder cruzar el río, los soldados se
encuentran con unos botes de remos de aspecto bastante lamentable. Los soldados
protestan, decepcionados por la dudosa calidad de las embarcaciones, y el
oficial que interpreta Robert Redford les regala la gran frase. Una frase
certera y simple, por otra parte. Sin embargo, siempre he visto en ella algo
más allá de lo trivial, algo filosófico y metafísico tal vez; encontraba que
había mucha sabiduría encerrada en su interior: toda una lección de vida. Así
que semejante frase, tan aparentemente del montón, quedó grabada para siempre
en mi mente, e incluso la decía muchas veces para intentar explicar algo de
difícil explicación. Evidentemente, decirla así sin más no tenía mucho sentido;
sonaba como algo absurdo, incomprensible. Pero eso me daba más o menos igual, o
quizás era exactamente eso lo que me hacía tanta gracia. Decir de repente, como
si nada, a algún grupo de personas: “¿Qué esperabais? ¿Destructores?”. Y estos
acertaban a repetir, perplejos, sin entender ni torta: “¿Destructores?”. Me
sucede lo mismo con algunas columnas que escribo. No sé si se entenderán. Y me
digo: ¿qué esperabais?
"Frase de película", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 22 de julio.
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