lunes, 13 de septiembre de 2010

EN EL FIN

Mi máquina de escribir agoniza. Se muere sin remedio mientras tecleo estas líneas. El tiempo –ese maldito cabrón- la ha envenenado. Creo que ya no le queda much

14 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Cuando he visto la fotografía me he asustaod bastante. En fin, espero que sólo sea un relato y que tu máquina de escribir siga dándonos tantos buenos ratos...

Claudio Cerdán dijo...

Las máquinas murieron hace tiempo. Una pena. No queda sitio para los románticos...

roberto dijo...

Hola, Marcos. Solamente es un relato, tranquilo. Más que moribunda la tengo abandonada. Me costó bastante dejarla por el ordenador; de alguna manera, le debía una despedida.

roberto dijo...

Así es, Claudio, el ordenador mató a la estrella de la máquina de escribir.

J.E. Alamo dijo...

¡Siempre tan ocurrente!

roberto dijo...

Hola, Joe. Ocurrente es mi segundo apellido. Pero se me conoce más por el primero, me temo.

39escalones dijo...

Me temo que ya es un consejo tardío, pero no hubiera estado de más intentar hacerle el boca-tecla...

Amaya dijo...

Yo nunca tuve máquina de escribir. Aprendí en una de ellas (al final de la E.G.B., qué lejos queda) pero, siempre me han resultado muy interesantes. Consérvala...

roberto dijo...

Lo intenté, Alfredo, lo intenté. Por mí máquina lo que haga falta...

roberto dijo...

Hola, Amaya, la conservo, pero la uso ya muy poco, la verdad.

VERONICA LEONETTI dijo...

A lo mejor solo hay que cambiarle la cinta! ¿Se dice así? ¿Aún se conseguirán?

José Miguel Vilar-Bou dijo...

¿Y no te mola seguir a máquina? Bueno, es menos práctico que el ordenador, pero sí tiene más rollito.

roberto dijo...

Sí, Vero, todavía se pueden conseguir cintas (pero no creo que por mucho tiempo, vaya).

roberto dijo...

Es cierto, José Miguel, escribir a máquina mola, pero la gente se me descojonaba cuando la veía (ahora la tengo algo escondida, qué remedio).