En mi sueño mi madre
me regala un diario (de tapas negras y hojas de colores) para que escriba en él
mi vida. Al despertarme, decido comprarme un diario (de tapas negras sí, de
hojas de colores ni hablar) y escribir en él mis sueños.
En mi sueño encuentro
en mi buzón una revista pornográfica que alguien ha abandonado. Al despertarme,
reflexiono y medito sobre la pobreza de mis sueños eróticos.
En su sueño mi mujer
está en la playa y tiene cien niños a su cargo. Los niños chapotean en el agua
alegremente; ella los vigila desde la orilla. De pronto una ola enorme,
monstruosa, se eleva sobre los cien niños. Ella la observa paralizada, sin
poder reaccionar. La ola rompe sobre ellos. Ella intenta moverse, ayudarles,
pero no puede: el tiempo se ha detenido para su cuerpo. La ola se convierte en
espuma, y cuando se retira, saciada, en lugar de cien niños, hay cien tumbas
diminutas. Cuando se despierta, mi mujer se viste y va a la escuela infantil
donde trabaja.
En su sueño el hombre
es perseguido por una mujer atractiva e impetuosa. El hombre corre y corre pero
la mujer lo sigue allá donde vaya. Al despertar, el hombre descubre, aliviado,
que en su cama hay otro hombre.
En su sueño el pastor
sueña con sus ovejas. Sus ovejas, en cambio, sueñan con otro pastor mejor
dotado.
En su sueño la mujer
se casa con un príncipe de cuento de hadas. Cuando despierta, abraza con amor a
su príncipe, por lo demás calvo, bajito y barrigón.
En su sueño el perro
fiel lleva las zapatillas entre los dientes a su amo querido. Las zapatillas,
en cambio, sueñan que su amo manda al diablo al perro con sus malditas babas.
En mi sueño un hombre me pide fuego; le digo que no fumo.
El hombre se hace el gracioso y alega que no me ha preguntado si fumo; me
vuelve a pedir fuego. Saco mi pistola y le coso a balazos por simpático.
En mi sueño estoy en el cielo, rodeado de ángeles y
arcángeles mimosos. En mi cama otro cielo —con forma de mujer— me abraza
dulcemente. En mi sueño el sonido del reloj clava los segundos contra la pared.
En mi sueño tengo tanto sueño que nunca consigo despertar.
En su sueño el lector lee un libro de sueños. Cuando
despierta, sale de la cama y abre el libro de la realidad.
Hay quien, para poder dormirse, cuenta ovejitas. Yo, para
poder dormirme, cuento sueños.
"Sueños de verano", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 2 de agosto.
https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2025/08/02/suenos-verano-120275557.html