sábado, 26 de abril de 2025

"DÍAS DE GLORIA Y CONFUSIÓN", MI COLUMNA SEMANAL EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Estos días de abril los cuentistas y autores estamos de enhorabuena. Nos encontramos en la semana del Libro y vamos a bibliotecas, colegios y centros cívicos en un no parar maravilloso. Estos días primaverales, qué felicidad, trabajo todos los días. Bueno, realmente todos no. Hay un día que ya nunca trabajo: el 23 de abril, Día del Libro, ese día libro. Ese día no realizo cuentacuentos. Es el único día del año que me niego a representar cuentacuentos. Todos los años requieren mis servicios como cuentista para San Jorge, pero yo declino cortésmente su ofrecimiento y les digo que cualquier otro día sin problemas, pero que ese día en concreto tengo que estar toda la jornada firmando en el Paseo Independencia de Zaragoza. Es la gran fiesta de los libros, y nadie en su sano juicio se la querría perder. Cuando yo empecé como cuentacuentos y animador, hace ya más de treinta años, el 23 de abril siempre tenía trabajo; tenía cuentacuentos en cualquier pueblo de Aragón. Era lo normal, algo habitual. Cuando empecé a publicar libros, unos años más tarde, el librero César Muñío me llamó para firmar en el puesto de Librería París el día de San Jorge. Le dije que no podía, tenía doblete de cuentacuentos ese día. Pero César me dio un sabio consejo: me dijo que al año siguiente no cogiera trabajo ese día y que fuera a firmar con ellos; que ya vería qué experiencia. Por supuesto le hice caso, y menos mal, porque fue algo fantástico. Todo el día firmando sin parar, para un escritor primerizo, supuso un subidón tremendo. Desde entonces, no me pierdo ningún San Jorge. Este año ha sido increíble, una vez más; hemos estado más de cuatrocientos autores dándolo todo en una jornada con un tiempo y un ambiente inmejorable. Curiosamente, siempre hay gente que me confunde con algún otro autor. Debo de tener un rostro vulgar, anodino. Este año me encontraba firmando en Librería París con una camiseta con mi apellido bien visible, para que supieran quién soy, y sin sombrero pese al solazo, para que se me viera bien la cara, pero ni por esas me libré del error. Una señora me preguntó: “Perdona, ¿eres Begoña Oro?”. No pude evitar echarme a reír. “Ya quisiera ser Begoña Oro”, le dije, “La tienes a un metro y pico a mi izquierda”. Luego le comenté a Begoña que me habían confundido con ella; me hizo mucha ilusión, la verdad. Soy muy fan.


"Días de gloria y confusión", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 26 de abril.

Asimismo, podéis leer la columna "Días de gloria y confusión", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:

https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2025/04/26/dias-gloria-confusion-116737724.html


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