sábado, 8 de marzo de 2025

"LOS PLIEGUES DEL TIEMPO", MI COLUMNA SEMANAL EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

El tiempo es un concepto inasible. Todos hemos perdido mucho tiempo intentado aprehender su misterio, sin conseguirlo. Sin poder evitarlo, el tiempo se nos escapa entre los dedos. Cuando era más joven, ¿hace veinte años tal vez?, me leí una novelita corta de la escritora Elia Barceló, titulada El secreto del orfebre. Recuerdo que me gustó bastante, era una preciosa historia de amor que jugaba con la idea del eterno retorno del filósofo Friedrich Nietzsche. Y una vez leída, como tantas historias, supongo que ocupó un pequeño lugar en mi mente hasta que poco a poco ese espacio fue menguando hasta casi desparecer. Pero no del todo, siempre quedan brasas de la hoguera de la lectura. Y pasaron veinte años. Y un buen día en el cine vi el tráiler de una película española que se iba a estrenar con el mismo título. Y recordé haber leído la novela en la que se basaba, y haberla disfrutado, pero los pormenores de la trama se me escapaban entre las brumas de los recuerdos. Así que la semana pasada volví a sus páginas y volví a sumergirme en su historia. Es una novela de poco más de cien páginas, con letra hermosa (cosa siempre de agradecer, que ya tenemos una edad), así que relativamente me llevó poco tiempo volver a revivir a sus personajes. Me gusta leer (y releer) novelas y luego ver su adaptación fílmica, para comparar y disfrutar de su nuevo formato, así que esta semana mi mujer y yo nos dimos el capricho de ir al cine a ver la película homónima que la cineasta Olga Osorio adapta y dirige con mimo y sensibilidad. Soy un romántico irredento, lo confieso, y este tipo de historias son mi perdición. Me emociono a la mínima, y lloré como una magdalena en varios momentos. Afortunadamente, no fui el único. Al acabar la proyección, se levantaron una pareja de jóvenes de la fila de delante y le dijo el chico a su chica: “Madre mía, cómo me he hartado de llorar”. Y me vi reflejado en ellos, como si fueran una versión más joven de nosotros mismos. Me encantó que en un momento dado los protagonistas de la película citan la canción Te conozco, de Silvio Rodríguez: “De niño te conocí, entre mis sueños queridos. Por eso, cuando te vi, reconocí mi destino”. Y yo recordé que le cantaba esa canción a mi santa cuando empezamos a salir, hace más de treinta años, sintiendo lo mismo que expresaba la canción. Todo retorna.


"Los pliegues del tiempo", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 8 de marzo.

Asimismo, podéis leer la columna "Los pliegues del tiempo", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:


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