Cada día es una excusa perfecta para celebrar algo. Hay
que vivir cada jornada como si fuera una fiesta, aunque sea a través de
pequeños gestos y detalles. Por ejemplo, cada día es el Día Internacional de
algo. De varias cosas, a decir verdad, como nos recuerdan constantemente las redes. Simplemente hay que elegir la
opción que más nos convenga y celebrarla como mejor se nos antoje, que un día
es un día. Por ejemplo, hoy jueves 16 de enero se celebra el Día Internacional
de la Croqueta, ahí es nada. La croqueta es de origen francés (algo bueno
tenían que tener) y hay quien dice que fue una idea del chef de la corte de
Luis XIV, aunque tampoco está muy claro el momento de su primera aparición
(habrá que investigar a fondo, que es un buen tema; lo dejo caer para los
historiadores con buen apetito). Se dice que la palabra croqueta (no decir cocreta, por favor, no seamos catetos) proviene
de la onomatopeya croquer, que en francés significa crujir; es el ruido que
debería hacer al entrar en contacto con el paladar. Caramba, es escribir estas
líneas y ya me está entrando hambre. ¿A quién no le gusta una croqueta? Hay un
chiste que dice: “Estás en tu casa y aparece un extraterrestre. ¿Qué haces?”.
“Croquetas, que le gustan a todo el mundo”. Y hay otro chiste que ilustra muy
bien lo que estamos comentando: Va una persona a hacerse un tatuaje pero no
tiene muy claro qué tatuarse. “Tiene que ser algo que le vaya a gustar toda la
vida”, aconseja el artista. “Pues tatúeme unas croquetas”. Ay, las croquetas.
¿No te apetece, querido lector, comerte alguna como celebración del día en el
que nos encontramos? O como apoyo moral al columnista al menos. De hecho, se me
antojan unas croquetas de jamón, de bacalao, de morcilla… ¿Mis croquetas
favoritas? Bueno, en eso no soy nada original. Respondo lo que responde la
mayoría: “Las de mi madre”. Vivan las madres.
"Columna con croquetas", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy jueves 16 de enero.
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