El
pregonero se encuentra algo nervioso. Es la primera vez que va a ejercer como
tal, es un pregonero novato, por así decirlo. Sin embargo, le hace especial
ilusión serlo en su barrio, donde vive y sueña, y que sus palabras vayan a dar
el pistoletazo de salida a unas fiestas maravillosas, unas fiestas que vuelven
tras dos años de parón. Recuerda que a principios de marzo del 2020 se le
invitó a ser el pregonero de las fiestas de Casablanca, qué ilusión le hizo, madre
mía, pero poco después llegó una pandemia mundial, también es casualidad, y
nada, les arruinaron las fiestas (y su pregón). Y en el 2021 tampoco hubo
fiestas de Casablanca, que la pandemia seguía dando mal. Así que este año, que
la cosa parece que va mejor, se le ha vuelto a invitar, y sí, llega por fin su
momento de gloria. Le hace mucha ilusión que hayan contado con él para
semejante cometido, pero lo cierto es que el barrio de Casablanca ha contado
con él muchas veces. En fiestas, para realizar cuentacuentos en el quiosco del
parque, o en el centro cívico, donde ensaya los nuevos espectáculos, y donde
los suele estrenar, que jugar en casa siempre ayuda. Así que no se puede
quejar, es un barrio con mucha vida cultural. Y con mucha vida en general. Desde
donde se encuentra ve la autoescuela donde se sacó el carnet de conducir. Por
cierto, el teórico lo aprobó a la primera, y el práctico a la primera también.
Y eso que era torpecico conduciendo, las cosas como son. Ve asimismo la
peluquería donde se corta el pelo. Y ve bares, tiendas, comercios, por los que
pasa a diario. Le encanta pasear por el Canal, con ese precioso busto a
Mauricio Aznar. Y le encantan las fiestas de Casablanca, con sus ferias,
cabezudos, juegos, hogueras, charangas. Y piensa disfrutar las fiestas, que la
vida son cuatro días (como las fiestas de Casablanca, vamos: cuatro días).
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