Una noche cualquiera, Ben saldrá de un cine y empezará a caminar hacia
casa pensando en la película que habrá acabado de ver, dándole vueltas a lo que
decían en ella. Sí, los actores decían cosas como que “La vida es una película.
Y la muerte es el final trágico de la película”. Ben pensará firmemente que lo
decían porque, en verdad, estaban dentro de una película. Desde luego, no
tendrá ninguna duda de que eso no lo diría nadie en el mundo real; el mundo
real no es ni mucho menos como una película. No, no es de tecnicolor; es gris,
negro, negro como el carbón. Mientras pensará esto, Ben caminará por un
callejón sombrío, envuelto en sombras y noche. De repente, dos macarras
surgirán de entre unos contenedores de basura e irán hacia él como una tromba.
Uno de ellos llevará una navaja y el otro unas enormes cadenas. Ben casi se
tragará la nuez, sobresaltado. “Sí, esto es el mundo real”, pensará, “Mierda,
mierda y más mierda”. Los dos delincuentes se situarán entre tanto encima de
él. Ben pensará que no les puede hacer frente y querrá intentar escapar
corriendo... pero de pronto un hombre saldrá de las sombras del callejón y se
lanzará impetuosamente sobre los dos macarras. Le quitará a uno la navaja de
una certera patada y le encajará al otro un puñetazo en plena cara. Después
golpeará en los huevos al de la navaja y le destrozará la cabeza al otro con
sus propias cadenas. Luego cogerá la navaja del suelo y le rajará al navajero
de arriba abajo. En cuestión de un segundo, se habrá cargado a los dos.
Entonces, asombrado, Ben observará a su salvador. Al verlo quieto enfrente de
él, se fijará que se parece físicamente a él mismo, que lleva el peinado
semejante, pero, sobre todo, lo que más le extrañará será el apreciar que viste
exactamente igual que él. Sí, llevará una camisa de rayas azules y negras como
la suya, también irá en pantalones de pana negros, también llevará zapatos
negros... El tipo le sonreirá. Y Ben comprenderá, aturdido, qué es aquel tipo.
Gracias, le dirá. De nada, hombre. Es mi trabajo. Debo actuar en las
situaciones difíciles, dirá el especialista, yéndose.
"A la izquierda del futuro" aparece en "Malos Sueños" (Comuniter, 2019), libro de relatos de Roberto Malo con ilustraciones de Chema Cebolla.
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