El escritor y
periodista Antón Castro se encuentra en un gran momento. Acaba de presentar su
último libro de relatos, Periferias del
deseo, que he devorado con fervor. Y tiene en cartelera la magnífica
película Cariñena, vino del mar,
escrita y dirigida por Javier Calvo, basada en su novela autobiográfica
homónima. Seguro que Antón habrá engordado varios kilos de satisfacción tras
verla. La película es maravillosa. Desde sus primeras imágenes, donde vemos a
ese niño mirando el mar en Galicia, con una fantástica banda sonora de Gonzalo
Alonso acompañando la cálida e intimista fotografía de José Manuel Fandos, caes
rendido sin remedio a la historia que se nos presenta. Es una película de
iniciación, con ese joven gallego que sueña con ser escritor, llega a la
Zaragoza de 1978 y acude a Cariñena para trabajar en la vendimia. Y qué decir
de todos los actores que intervienen, están estupendos. El cuarteto de jóvenes
protagonistas, Diego Garisa (Antón), Alejandro Bordanove (Miguel), Alba
Martínez (Cris) y Blanca Laínez (Mar), son una auténtica revelación. Seguro que
los veremos en muchos papeles el día de mañana. Pero los secundarios no se
quedan atrás. Itziar Miranda ilumina magistralmente la película con su personaje
de Palmira. También brillan especialmente Nacho Rubio y Ricardo Joven con sus
roles, y Paco Paricio, de Los Titiriteros de Binéfar, da vida a Teo, un
camarero para el recuerdo. Hay cameos de conocidos actores de la tierra,
talento local a raudales, y el artista David Guirao aparece de figurante (ya
solamente por eso merece la pena el visionado de la película). Resumiendo: que
me ha encantado, ha colmado todas mis expectativas. Una gran adaptación. Bravo
por Javier Calvo, que la ha llevado a buen puerto. Por cierto, la novela Cariñena, publicada en el sello
Pregunta, acaba de sacar la segunda edición. Por algo será. Antón Castro
comentaba con humildad que le gustaba más la película que el libro. Lo cierto
es que tiene que estar muy orgulloso del resultado final del filme. Rezuma
cariño, poesía, respeto y amor hacia la novela, siendo muy fiel a su espíritu. Todo
escritor desea que sus novelas se lleven al cine básicamente para que se vendan
más. Para que se lean más. Pero si como resultado queda una película tan
hermosa como Cariñena, vino del mar,
rozas la felicidad.
"Un brindis por Cariñena", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 28 de junio.
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