"La soledad del artista", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 17 de octubre.
https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/soledad-artista_1440415.html
Hay
algunos libros que tras su apasionante lectura se me quedan dando vueltas en la
cabeza (tal vez porque tengan una estructura circular). Me acaba de suceder con
La soledad del dibujante, de Adrian
Tomine, autor de cautivadores cómics como Intrusos
o Sonámbulo y otras historias. Su
nueva novela gráfica es una auténtica delicia, tanto en la forma como en el
contenido. El formato físico es el de una libreta de bolsillo, con el interior
a cuadraditos, como un diario; las viñetas sobre el fondo de cuadros azules
resaltan más el negro del dibujo. La obra se abre con una cita en la que Daniel
Clowes comenta que ser uno de los dibujantes más famosos del mundo es como ser
uno de los jugadores de bádminton más famosos del mundo. Y sirve de preámbulo
perfecto para esta divertida autobiografía de Tomine, centrada en su relación
con el glamuroso mundo del cómic. Veremos episodios hilarantes y humillantes de
su vida, desde su infancia, en el colegio, hasta la actualidad en Brooklyn con
su mujer y sus dos hijas. Asistiremos a tensas sesiones de firmas, desastrosas
entrevistas en la radio, entregas frustrantes de premios, críticas demoledoras
en convenciones de cómics, bochornosas meteduras de pata en toda suerte de
lugares y situaciones embarazosas con las que es muy fácil empatizar. Me gusta
especialmente el capítulo en el que acude al colegio de su hija a explicar a lo
que se dedica. O el episodio en el que acepta ser un invitado famoso en un
crucero sobre cómics, en el que cada noche tiene que cenar con un grupo de fans
distinto. Un libro que servirá de espejo para muchos amantes de los tebeos. Lo
resume de maravilla en la contra el autor Michael DeForge: “Un adorable e
implacable paseo por el desfile de indignidad de nuestra profesión”.
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