sábado, 16 de agosto de 2025

"CHUPETES PARA ADULTOS", MI COLUMNA SEMANAL EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

No recuerdo exactamente cómo sucedió. Creo que mi hija, siendo un bebé, perdió el chupete (o se le cayó al suelo y se manchó aparatosamente) y hubo que comprarle otro a toda prisa. Ella no podía estar sin su chupete, menuda era, cómo se ponía; qué manera de llorar. El caso es que, nada más comprarle un chupete nuevo en una farmacia, lo metí en mi boca para chuparlo y quitarle con mi saliva el sabor a goma, ya que no tenía tiempo de lavarlo en casa como es aconsejable antes de estrenarlo. No me pongas esa cara de asco, querido lector. Puede resultar un procedimiento poco higiénico, lo reconozco, pero de este recuerdo hace ya unos dieciséis años, y entonces a los padres nos parecía normal el chupar chupetes ajenos como forma de limpieza. Y todo quedaba en familia, caramba. Sin embargo, al succionar el chupete el sabor a goma no me resultó nada desagradable. De hecho, creo que me quedé chupando el chupete bastante más rato del necesario. Resultaba tan relajante… Qué paz, qué maravilla. Ahora entendía a los bebés. Cómo no se iban a calmar con un chupete en la boca. Y tuve una epifanía: tendrían que fabricar chupetes para los adultos. Sí, era un mercado que había que explotar. Los adultos también podríamos aprovecharnos de un invento tan bien pensado y diseñado. Anatómicamente se adaptaba de maravilla, y resultaba arrullador y muy adictivo. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta chupar una teta? O un simulacro, de acuerdo, pero que daba el pego. Era como volver a la infancia, resultaba una apetecible regresión. Y así fue, en ese momento me vino la idea como una iluminación: hay que comercializar los chupetes para los adultos. Se lo comenté a los amigos, a la familia, y todos me dijeron que era una idea absurda, estúpida, y que el ser padre me estaba volviendo más tonto todavía. Y uno, que nunca ha tenido mucha cabeza emprendedora para llevar las ideas visionarias a los negocios del mundo real, lo dejé estar en un rincón oscuro de mi mente. Y esta semana, muchos años después de aquella epifanía, leo la noticia de que en China miles de jóvenes usan chupetes diseñados para adultos como método para aliviar la ansiedad y el estrés, dormir mejor y dejar de fumar. El producto es un boom de ventas; las tiendas venden miles de unidades al mes. Ay, los chinos siempre nos adelantan. Saben latín. Y chino mandarín.


"Chupetes para adultos", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 16 de agosto.

Asimismo, podéis leer la columna "Chupetes para adultos", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:

No hay comentarios: