Por reestructuración en el periódico, cambio de día.
Tras escribir en los sábados durante cinco años y medio (empecé en El Periódico de Aragón en enero de 2019,
cómo pasa el tiempo), paso ahora a salir en los jueves. Me notifican el cambio
estando de vacaciones (me pillan exactamente en Atenas, la cuna de la
democracia, lo cual me parece un buen augurio), así que vuelvo al nuevo curso
con este pequeño cambio, que tampoco cambia el asunto significativamente a
decir verdad. Los jueves son los nuevos sábados, me digo para mis adentros. Los
sábados molan, no lo voy a negar, pero los jueves molan mucho más, dónde va a
parar. Creo que voy a salir ganando con el canje. Los sábados ya me tenían muy
visto seguramente, ya no guardaban secretos para mí, como quien dice, y los
cambios a veces resultan saludables y muy beneficiosos. Los jueves, que se
encuentran en el ecuador de la semana, y eso siempre es un punto, un punto
medio realmente, se abren a infinitas posibilidades, por lo menos en mi mente.
Me siento como mis hijos con la vuelta al cole, con la misma ilusión e
incertidumbre, cuando descubren los nuevos compañeros que les han tocado en el
aula del instituto. Algunos te caen de maravilla, a otros no los conoces
demasiado… Sin embargo sientes íntimamente que te llevarás bien con todos ellos
(o con muchos de ellos al menos). Se abre una nueva época periodística, que
presagio llena de épica columnística. Me pierde el optimismo, vale, pero la
energía tras las vacaciones suele estar a tope. Hemos recargado las pilas convenientemente
y no sabemos lo que es el síndrome postvacacional (el síndrome postvacacional
es de cobardes). Así que hoy mismo me estreno en jueves (siempre en medio) con
esta columna informativa a la que espero que si toda va bien le sigan muchas
más. Nos leemos los jueves (la columna que se escribe los miércoles). ¡Vivan
los jueves!
"Cambio de día", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy jueves 12 de septiembre.
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