Me pierden los
sueños y me pierde Nicolas Cage, así que su última película, Dream Scenario, ya antes de verla, sabía
que me iba a gustar. Sin embargo, no sospechaba que me iba a gustar tanto. Me
ha parecido una genialidad, una cinta surrealista fabulosa, uno de los grandes
títulos de la temporada. El propio Cage dice en una entrevista que es uno de
los cinco mejores guiones que ha leído en su vida. Y ha leído muchos, vaya que
sí. ¿Quieren saber cuáles son los otros cuatro según su criterio personal? Pues
Arizona Baby, Besos de vampiro, Leaving Las
Vegas y Adaptation. El ladrón de
orquídeas. Cage sí que sabe. Y por cierto, en los últimos años no ha
perdido su olfato en escoger buenos guiones, como así lo atestiguan Pig, Renfield
o El insoportable peso de un talento
descomunal, por poner ejemplos recientes. Dream Scenario arranca con un sueño muy potente y te lleva de la
mano en un crescendo continuo, giro tras giro, hasta un final hermoso y
demoledor (con otro sueño). La historia es original, divertida, patética,
dramática, con toques de terror y de fantasía, y supone una tremenda sátira
sobre la voracidad de la fama y la cultura de la cancelación. Escrita y
dirigida por el noruego Kristoffer Borgli, quien de alguna manera sigue la
estela de su anterior film, Sick of
Myself, que ya planteaba una desaforada e incómoda comedia negra que rozaba
el terror a la hora de reflejar la obsesión por la imagen en una sociedad
narcisista. En esta ocasión, Cage interpreta a Paul Matthews, uno de los
mejores papeles de su carrera, un anodino profesor universitario que de pronto,
sin motivo alguno, empieza a aparecer en los sueños de miles de personas.
Cuesta imaginar otro actor para interpretarlo (curiosamente, no fue la primera
opción del director; menos mal que a veces las películas, de forma natural,
encuentran a sus mejores versiones posibles gracias a las carambolas del azar).
"Los sueños y la fama", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 9 de marzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario