martes, 26 de febrero de 2013

SUEÑOS DE FÚTBOL



La noche anterior a tener un partido importante de fútbol, yo lo soñaba. Por mi mente dormida desfilaban todas las jugadas decisivas, todas las acciones determinantes, que irremediablemente al día siguiente tendrían lugar.
No sé cómo diablos lo conseguía vislumbrar; tal vez al acostarme preocupado por el crucial lance deportivo lo evocaba inconscientemente, o lo conjuraba quizás para tranquilizarme y dormirme como un bendito, no sé; los mecanismos internos de la mente se me escapaban. El caso es que soñaba el partido con todo lujo de detalles, y al día siguiente, antes de comenzar el encuentro, anunciaba el resultado a mis compañeros. He soñado que vamos a ganar, les decía en el vestuario, y eso era exactamente lo que sucedía dos horas después: ganábamos. Lo siento, hoy vamos a perder, les decía, y aunque por descontado no nos rendíamos de antemano, aunque nos esforzábamos con todas nuestras fuerzas en intentar burlar al adverso destino, perdíamos finalmente sin remedio, de forma ineludible. Lo cierto es que, para bien o para mal, no me equivocaba nunca. Mis sueños premonitorios, se podría decir, se cumplían a rajatabla.
En consecuencia, en el vestuario o bien durante el calentamiento previo al inminente partido, mis compañeros me preguntaban el resultado del mismo con cierto temor reverente, conscientes de la trascendencia de mi contestación. Sin embargo, no siempre tenía una respuesta definitiva; mi mente, con todo, no era infalible. Había días en que al despertarme se desvanecía el partido en el remolino de mi cabeza, y les confesaba que no sabía cómo íbamos a quedar, que lo había olvidado. Las veces en que esto sucedía, que no eran muchas, jugábamos algo intranquilos, sin saber nuestro destino, aunque íntimamente aliviados al creernos dueños de nuestras acciones. En otras ocasiones, en cambio, sólo recordaba alguna escena suelta, sólo llegaba a atrapar en el sueño alguna ficha del puzzle del partido. Manolo marcará hoy un golazo de cabeza, apuntaba por ejemplo, y así sucedía, por supuesto, como no podía ser de otra manera.
Resultaba desconcertante esa sensación constante de déjà vu que me asaltaba en muchos partidos. Adivinaba que mis compañeros iban a marcar un gol momentos antes de que lo hicieran, y presentía por el contrario que me iban a meter un gol por la escuadra segundos antes de que me lanzaran el balón, y aunque lo intuía y me lanzaba a por él con toda mi alma, no conseguía detenerlo si había soñado el gol encajado. De alguna fatal manera, ni yo mismo podía rebatir mis sueños proféticos. Era como vivir el partido por la noche y revivir al día siguiente la repetición de las mejores jugadas; lo más importante y trascendental, se podría decir, ya había tenido lugar por la noche, en el campo de juego de mi cabeza.
Recuerdo especialmente cuando jugamos la final del campeonato. Todos estábamos muy nerviosos, sabedores de lo mucho que nos jugábamos. El entrenador nos decía que lo importante era pasárnoslo bien, pero eso no se lo creía nadie. Éramos unos críos, pero no gilipollas. Queríamos ganar, qué coño. Y lucharíamos a muerte para conseguirlo. No obstante, sabíamos que no iba a ser nada fácil. En el equipo rival jugaba el mejor delantero centro de todo el torneo, y con diferencia además. Se llamaba Blas, y aunque era un poco golfo (fumaba y bebía como un cosaco) y tenía un genio de mil demonios, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que llegaría muy lejos a poca suerte que tuviera y a poco que se cuidara. Era el máximo goleador de la liga, el típico jugador que marca las distancias, la pesadilla para cualquier defensa y la maldición para el portero rival. Por su culpa, la noche anterior al partido me había acostado bastante intranquilo, preocupado como nunca. Me imaginaba al dichoso Blas batiéndome una y otra vez, sin poder hacer nada bajo los palos por evitarlo. Pasé una noche terrible, angustiosa, en la que cada dos por tres me agitaba de lado a lado de la cama, sin poder dormir. Cuando por fin caí rendido, faltaba poco para el inevitable momento de tener que levantarme. Sin embargo, así y todo conseguí soñar el partido, gracias a que en los sueños el tiempo no transcurre tan lento como en el mundo real. Sin embargo, al botar de un salto por el sonido del despertador, el partido desfiló en mi cabeza como una película acelerada a toda velocidad. Al recordarlo fugazmente, sólo conseguí retener la segunda parte del encuentro; en ella, rememoré, marcábamos un par de goles y no encajábamos ninguno, y gracias a Dios distinguí claramente el marcador resultante tras el pitido final del árbitro: tres a uno a nuestro favor. Sí, la imagen se grabó a fuego en mi mente: tres a uno. Tuve tiempo de constatar algo más: entre los jugadores rivales no se encontraba Blas, mi pesadilla particular. En ese caso, medité, era normal que les ganáramos tan holgadamente. Sin su jugador estrella, lo cierto es que resultaba un equipo de lo más vulgar.
Me levanté eufórico, anticipándome a la alegría que horas después, sin ninguna duda, nos iba a inundar. No todos los días, reflexioné, uno se encamina a proclamarse campeón. Sin embargo, de camino al partido mi aspecto exterior no dejaba traslucir la emoción que me embargaba; estaba acostumbrado a comportarme con la debida frialdad, a saber esperar el momento propicio, con esa serenidad innata que poseemos algunos guardametas, en el fondo un poco ajenos al calor y la excitación que genera un partido clave.
En cuanto llegué al campo, Pablo, nuestro entrenador, me señaló que no quería saber nada de mis sueños. Era el único que prefería no saber cómo íbamos a quedar, tal vez porque no acababa de creérselo del todo o porque no quería ver cuestionada la autoridad que le correspondía. Se lo respeté no obstante, como siempre, y me cambié en el vestuario en completo silencio, ignorando las implorantes miradas de mis compañeros. En cuanto nos pusimos a calentar en el terreno de juego, ya lejos de la vista del entrenador, Toño y Juan, que se encontraban con el alma en vilo, se me acercaron y me preguntaron si había soñado el partido. Sí, asentí, muy serio. ¿Y?, insistieron, con un nudo en la garganta. He soñado la segunda parte, les dije, y ganamos sobrados. ¡Sí!, exclamó Juan, abrazando a Toño. Ah, y Blas no juega, dejé caer. ¿¡Qué!?, dijeron al unísono. Como lo oís, en el sueño no aparecía. Pues entonces ganamos de calle, opinó David, acercándose. ¿Sabéis? No me extraña que no juegue, terció Manolo, el otro día me lo encontré borracho perdido. Y he oído que el entrenador le metió una bronca de campeonato, se sumó Javier, uniéndose a la conversación.
Justo entonces saltaron al campo nuestros rivales... con Blas al frente, con el brazalete de capitán y trotando con su chulería habitual. Se me antojó como salido de un universo alternativo, de otra realidad muy lejana a la que regía mi mente. Lamentablemente, al contrario que yo, no parecía haber pasado una mala noche: sus ojos estaban inyectados de furia y de seguridad en sí mismo. Todos enmudecimos al verlo, y Juan me clavó una mirada que no olvidaré nunca, como diciéndome: ¿Cómo has podido fallarnos hoy? Yo bajé la vista y seguí calentando, dudando por primera vez de lo que había soñado. La euforia se me había bajado de golpe a los pies, y mis manos empezaron a sudar sólo de ver calentar a semejante máquina de marcar goles, que parecía retarnos con su actitud chulesca.
Para cuando dio comienzo el partido, mis piernas temblaban como flanes de gelatina. Y pronto fueron a peor. A los cinco minutos, Blas recibió un balón al borde del área, regateó a dos de los nuestros como si nada (a Juan y a David) y me coló el primer gol del partido por entre las piernas. Uno a cero. No podíamos haber comenzado de forma más desastrosa una final. Juan miró desolado al cielo y David se cagó en todo lo cagable. Yo recogí la pelota cabizbajo, como ausente, y me repetí a mí mismo como un mantra: No puede ser, no puede ser. Nuestro entrenador, rojo como un tomate, le echó una bronca monumental a Juan y le dijo que no se separase ni un segundo del puñetero delantero centro rival, que esa era su misión, pegarse a él como una lapa.
Así lo hizo Juan a partir de ese momento, se pegó como una mosca cojonera al escurridizo Blas. Y lo hizo francamente bien, tanto, de hecho, que al cabo de un rato a Blas, que tenía un genio de mil pares de cojones, se le hincharon los mismísimos y le propinó un codazo a Juan en plena cara para así quitárselo de encima. Por fortuna, el árbitro vio perfectamente la marrullera acción y no dudó en sacarle tarjeta roja directa al delantero centro de mis desvelos, que tuvo que abandonar el campo con el rostro desangelado, consciente de lo que se perdía. Juan se levantó del suelo sangrando abundantemente por la nariz y, mientras se acercaba a la banda para detener la hemorragia, vi cómo me sonreía de oreja a oreja y me guiñaba un ojo. Sin Blas en el campo, comprendía, el partido era nuestro. Y así fue. Pocos minutos después, Manolo, nuestro pichichi, marcaba el gol del empate y nos íbamos al descanso. La segunda parte fue un paseo conocido. Ellos sin Blas, como así había quedado registrado en el sueño, y nosotros con uno más, llevamos toda la iniciativa y marcamos dos goles que pudieron ser más. Bueno, es una forma de hablar. No podían ser más. Fueron los que tenían que ser: tres. Tres a uno.


viernes, 22 de febrero de 2013

RESEÑAS DE "EL PRÍNCIPE QUE CRUZÓ ALLENDE LOS MARES" (9)

Santiago García Soláns reseña "El príncipe que cruzó allende los mares" (Nalvay, 2012) en Sagacomic-Lothlórien. Pongo el enlace a continuación:


El libro está ilustrado por David Guirao.

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao presentando el libro en Olé tus libros.

Asimismo, la escritora Sandra Araguás reseñó "El príncipe que cruzó allende los mares" (Nalvay, 2012) en su blog. Pongo el enlace a continuación:


En la fotografía, Sandra Araguás y Roberto Malo con sus criaturas de Nalvay. Por cierto, en la web de Nalvay os podéis descargar gratis las primeras páginas de "El príncipe que cruzó allende los mares", "Asesinato en el club nudista", "Amina quiere ser bruja"... y demás títulos de la editorial.


Tras contar "Tanga y el gran leopardo" y "El príncipe que cruzó allende los mares" en Puerto Venecia fui entrevistado por Alba Glavina y Mariu Gallizo. Pongo la entrevista publicada en la revista Noticias en la Mochila.

Pincha en las dos imágenes para leer la entrevista.

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en Olé tus libros.

El jueves 28 de febrero a las 10:30 h en el Espacio en blanco de la Universidad San Jorge (hall de la Facultad de Comunicación) va a tener lugar la inauguración de la exposición "Murmullos en el desierto" de David Guirao, organizada por Actividades Culturales USJ. Pero podréis visitarla hasta el 22 de marzo.

“Murmullos en el desierto”, además de dar título al blog del ilustrador y diseñador gráfico David Guirao, es la próxima exposición de Espacio en blanco USJ. La muestra contiene más de treinta obras originales de David Guirao, realizadas a lápiz, grafito y acuarela, y que provienen de algunos de sus últimos trabajos: El príncipe que cruzó allende los mares de Roberto Malo y Francisco Javier Mateos (Ediciones Nalvay, 2012), Leyendas de Gustavo Adolfo Becquer (Editorial Anaya, 2011), En un lugar de la Mancha de Marta Casas, María Gloria Peña y Dolores Luque (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005), Cuentos de la Disciplina Clericalis de Pedro Alfonso de Huesca de Magdalena Lasala (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2009), San Jorge y el Dragón de Daniel Nesquens (Apila Ediciones, 2011), Moscogonía de las estrellas de Isabel Soria (Editorial Comanegra, 2011) y El libro de Oriana de Nacho Escuín (Ediciones Nalvay, 2012).


martes, 19 de febrero de 2013

ANTOLOGÍAS HONRADAS CON MI PRESENCIA (59)

“Escribiendo esperanza” (Ediciones Cardeñoso, 2013).

En este libro participan 32 autores (Ana Baquedano, Elisa Berna, Javier Bueno, Javier Castán, Julia Gallo, Alejandro López Gil, Emilio Pedro Gómez, Eusebio Martínez Beteta, Manuel Martínez Forega, Blas Muñoz, Elena Peralta, Anaís Pérez Layed, Fran Picón, Ricardo Usón, Miguel Ángel Yusta, Pilar Aguarón, Chabi Angulo, Javier Cano, Juan Calderón, Cruz Cartas, Raúl Garcés, Ana Isabel García Capapey, Eva Hinojosa, Roberto Malo, Nuria Molins, José Antonio Prades, Sara Ramo, Juan Risueño, David Rozas, Pilar Ugarte, Miquel Zueras y Marcos Callau) con poemas y relatos, además de Laura Moreno y Antonio Callau, como ilustradores.

Marcos Callau, escritor y coordinador del proyecto, escribe en el prólogo:

"Escribir esperanza no es sencillo en estos tiempos en los que la crisis estrecha visiones, empequeñece corazones y desafortunadamente termina por no ser una cuestión puramente económica. Pero crisis es una palabra que, aunque temida, significa cambio y precisamente por ello, todavía existen problemas que se pueden solucionar. Las cosas grandes nacen de principios pequeños y así fue engendrado este libro que el solidario lector tiene entre las manos. En un pequeño pueblo del pirineo oscense llamado Jasa, Ricardo Usón tuvo la idea de reunir a unos cuantos autores para ayudar a su familia y más concretamente a su sobrino Iker. Iker es un niño zaragozano de nueve años que padece el síndrome de Klippel-Trenaunay-Webber (también conocido como SKTW), una enfermedad congénita que provoca una mala formación de los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos y que, hasta el momento, no conoce tratamiento fuera de la cirugía. Iker fue operado parcialmente en Valencia pero en los próximos meses ha de ser intervenido de nuevo para que el niño, al fin, pueda cumplir uno de los sueños que esta enfermedad no le deja cumplir: jugar al fútbol.

Treintaidós autores ceden desinteresadamente su obra en colaboración con Ediciones Cardeñoso y el Ateneo Jaqués para crear este libro. El beneficio completo de la venta irá destinado a la familia de Iker.

Escribiendo esperanza es una antología solidaria en la que, tanto los poemas como los relatos incluidos, son accesos de luz para provocar la sonrisa de un niño. Porque ningún niño debiera ser privado de su sonrisa y de esa felicidad inocente que, más tarde, la vida por sí sola ya se encarga de transformar. Gracias al lector que adquiere este libro y a cada uno de los autores que participan en él, podemos ayudar a que Iker cumpla sus sueños y tenga una infancia plagada de sonrisas".

Más información en el blog:

http://escribiendoesperanza.blogspot.com.es

Para hacerse con un ejemplar, cuyo precio es de 12 euros, se puede solicitar a través del blog Escribiendo esperanza (gastos de envío gratuitos) o comprarlo en la librería Pequeño Teatro de los Libros (calle de Silvestre Pérez, 21).
El 7 de marzo, a las 20:00 horas, "Escribiendo esperanza" se presentará en esta librería zaragozana con la presencia de varios de los autores y, posteriormente, también en varios puntos del Altoaragón, Madrid, Barcelona y Bilbao. ¡Aúpa Iker!

lunes, 18 de febrero de 2013

RESEÑAS DE "ABASKHIA" (10)

Marisancho Menjón reseña "Abaskhia" (Delsan, 2012) en el Suplemento Escolar del Heraldo de Aragón:

Pincha en la imagen para leer mejor.

El libro está ilustrado por David Laguens.

Este sábado 16 de Febrero "Abaskhia" se presentó en Madrid, en la Casa del Libro de la Gran Vía.

En la fotografía, David Laguens y Roberto Malo en la presentación del libro.

En la fotografía, Roberto Malo contando "Abaskhia".

Tras la presentación, David Laguens y Roberto Malo firmando en cadena.

En la fotografía, Mariajo y Silvia y David Laguens.

En la fotografía, Roberto Malo, Bárbara y David G. Panadero.

En la fotografía, María Ángeles Díez y Blanca Helga.

En la fotografía, Roberto Malo y Rafa Rius.

En la fotografía, David Laguens y María Ángeles Díez.

En la fotografía, Roberto Malo y Lili Cuentacuentos, que dinamizó la presentación de maravilla.

El escaparate de la Casa del Libro en la Gran Vía madrileña.

En la fotografía, David Laguens y Roberto Malo, satisfechos tras la presentación. Fue un gustazo. Mil gracias a todos. ¡Viva Abaskhia! ¡Hasta otra!

sábado, 16 de febrero de 2013

RESEÑAS DE "EL PRÍNCIPE QUE CRUZÓ ALLENDE LOS MARES" (8)

El escritor Sergio Mars reseña "El príncipe que cruzó allende los mares" (Nalvay, 2012) en Rescepto. Pongo el enlace a continuación:


El libro está ilustrado por David Guirao.

En la fotografía, Roberto Malo y David González en la presentación de "El príncipe que cruzó allende los mares" en la Feria del Libro de Monzón. La fotografía es obra de Carlos Neofato, quien realiza la siguiente crónica de la presentación en su web:

06.12.2012. El príncipe que cruzó allende los mares
Este pequeño libro-juguete presenta una cuidada edición. Destacan las tintas de colores en su texto (hechas para facilitar la dramatización del cuento), las ilustraciones (muchas con sorpresa incluída) y el afán de divertimento.
Roberto Malo, uno de los autores, lleva la presentación en complicidad con el auditorio, casi exclusivamente infantil, jugando con ellos e instándoles a participar con preguntas e intervenciones espontáneas. En dicho cometido es auxiliado por David González (junto con Isabel Peralta, editores de la obra) y por Olga, de la organización de FLA.

Autores: Roberto Malo y Fco. Javier Mateos. Ilustrador: David Guirao
Ediciones Nalvay 

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en El armadillo ilustrado.

Otro momento de la representación.

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en Olé tus libros.

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao en otro momento de la representación en Olé tus libros.

martes, 12 de febrero de 2013

RESEÑAS DE "ABASKHIA" (9)

Reseña de "Abaskhia" (Delsan, 2012) en el Diario del Alto Aragón. Pongo el enlace a continuación:


El libro está ilustrado por David Laguens.


Asimismo, en la librería Másdelibros han realizado la siguiente crónica de la presentación de "Abaskhia" en Huesca:

Niños y mayores disfrutamos como enanos con Abaskhia. El niño que quería enseñar a hablar a las vacas, en voz y manos de Roberto Malo. Hasta el frío siberiano hizo acto de presencia en la mañana de sábado, pues no quería perderse la representación de este cuento que tiene su germen en la tradición rusa. Roberto Malo, coautor de esta genial historia, hizo gala de un acento ruso impecable y de un dominio de la historia y de los personajes, que ya quisieran muchos. Los otros dos autores de Abaskhia, Francisco Javier Mateos y David Laguens, lo dejaron “solo ante el peligro”. Hay que reconocer que este trío ha demostrado tener una química especial tanto sobre el papel (no es el primer álbum o historia que sale de esas manos) como sobre el escenario. Roberto, no obstante, compartió escenario con Abaskhia, el padre de Abaskhia, el vecino, el hada del bosque, el Zar y la zarevna Katherina. Toda una multitud, vaya, que nos mantuvieron al borde del asiento, expectantes, siguiendo el asombroso devenir del pobre Abaskhia.

¿Con qué sensaciones nos quedamos pequeños y grandes? Con ganas de escuchar más, de ver más. En pocas palabras, totalmente recomendada la asistencia a cualquiera de las representaciones del grupo Galeón.

Os dejamos el enlace al blog de Roberto Malo, desde donde podréis seguir sus andanzas. Por cierto, muy pronto nuevo libro a la vista, así que, ¡no le perdáis la pista!

Roberto Malo contando "Abaskhia" en Olé tus libros.

Por otro lado, en El blog de Gary podéis ver una crónica fotográfica de un Cuentacuentos de Roberto Malo en el Colegio Fernando el Católico de Villarreal de Huerva, con imágenes de "Tanga y el gran leopardo" y "Abaskhia". Pongo el enlace a continuación:


Y el sábado que viene volveremos David Laguens y yo a la Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid, donde ya presentamos "Tanga y el gran leopardo", para presentar y contar "Abaskhia". Será el sábado 16 de Febrero a las 12:30 horas. ¡Nos vemos!

domingo, 10 de febrero de 2013

PRESENTACIÓN DE "ABASKHIA" EN MADRID

Sábado 16 de Febrero
12:30 horas
Presentación Cuentacuentos de "Abaskhia" (Delsan, 2012)
Con el escritor Roberto Malo, el ilustrador David Laguens y el editor José Luis Delgado Sancho.
Casa del Libro
Gran Vía, 29
Madrid

El libro está ilustrado por David Laguens.

¡Nos vemos!

jueves, 7 de febrero de 2013

RESEÑAS DE "EL PRÍNCIPE QUE CRUZÓ ALLENDE LOS MARES" (7)

La escritora Teresa Sopeña reseña "EL príncipe que cruzó allende los mares" (Nalvay, 2012) en Léolo. Pongo el enlace a continuación:


El libro está ilustrado por David Guirao.

En la fotografía, David Guirao y Roberto Malo firmando en el pasado Salón del Cómic de Zaragoza.

En la fotografía, Roberto Malo contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en Puerto Venecia.

En la fotografía, Roberto Malo y David Guirao contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en Olé tus libros.

Otro momento de la representación.

En la fotografía, Roberto Malo contando "El príncipe que cruzó allende los mares" en El armadillo ilustrado.

En la fotografía, David Guirao comentando las ilustraciones en El armadillo ilustrado.