¿Por qué la gente cuando pasea por Zaragoza no mira hacia arriba? ¿Por qué nadie mira hacia el cielo? Esto lo he estudiado, como buen observador, y le he puesto hasta nombre. Yo lo llamo “El síndrome de Nueva York”. Supongo que habrás estado en Nueva York, querido lector. Yo mismo he estado tres o cuatro veces. (Mi mujer es agente de viajes y me lleva de acá para allá. Todavía recuerdo las Torres Gemelas, qué majas ellas; subí a las dos, y un par de meses después las tiraron. En fin). El caso es que cuando callejeas por Nueva York vas siempre con la boca abierta, embobado, mirando hacia arriba, pues tienen unos edificios altísimos y preciosos, que da gloria verlos. Y aquí en Zaragoza, también tenemos unos edificios bien hermosos, pero ya se sabe, nadie valora lo que tiene en su propia casa, y no les hacemos ni caso. Pero merecería la pena detenerse un instante para ver la torre mudéjar de la Iglesia de la Madalena, o la de San Gil, o las torres del Pilar (“¡Mira el Pilar, lo más grande de España!”, que grita alguien de forma indefectible desde el autobús en cuanto se distingue a lo lejos). Sin embargo, hay otra razón por la que la vista se nos va a lo alto en Nueva York. Allí tienen un montón de superhéroes dando saltos por los rascacielos, como Spiderman y compañía, y aquí, claro, en comparación, nos faltan superhéroes locales. Estaría bien observar en la Catedral de La Seo a Supermaño, de Alberto Calvo, dando botes como un poseso. Así miraríamos más hacia arriba y repararíamos en esas joyas arquitectónicas que tenemos.
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