El libro de la vida: Un hombre
abre el libro de su vida por la primera página y lee su nacimiento. Como es
curioso, pasa rápidamente todas las páginas, hasta llegar al final, y lee su
muerte. Disgustado, el hombre cierra el libro de golpe y muere aplastado.
Posos: Con manos trémulas, me bebí a
pequeños sorbos el té de mezcal. El brujo tomó ceremoniosamente la taza y leyó
en los posos mi destino. Como ya me temía, me informó de que tenía el gran mal,
y de que en menos de un año moriría. Estoico por fuera, destrozado por dentro,
encajé su vaticinio y le pagué religiosamente lo pactado. Después decidí pedir
otro té. Dadas las circunstancias, necesitaba una segunda opinión.
Una miradita al futuro: Un hombre dudaba entre
casarse o no con su novia, con la que llevaba ya seis primaveras. Para hacerse
una idea le pidió a un adivino que le mostrase en su bola de cristal cómo
estaría ella al cabo de dos años. La bola reveló una imagen de su novia con al
menos treinta kilos de más. Ante semejante visión, el hombre decidió abandonar
a su esbelta novia, y ésta, desesperada, sintiéndose morir, empezó a comer y
comer como una loca.
La
astuta hermanastra: A las doce en punto de la noche, Cenicienta pierde un
zapato mientras sale a la carrera del baile real. Esto lo observa una de sus
hermanastras; como se conoce el cuento, se calza en un segundo el zapato de
Cenicienta y deja en su lugar uno suyo. Cojeando ligeramente, la hermanastra se
aleja del baile con una amplia sonrisa.
La distancia
no engaña: Las caras de los dos niños estaban aplastadas contra una de las
ventanillas del avión. “Mira, qué pequeña se ve la ciudad”, decía uno de los
niños mientras la sobrevolaban. “Sí, desde aquí las personas parecen
hormiguitas”, asintió el otro. Al mismo tiempo, las hormigas gigantes que se
habían apoderado de la ciudad miraban expectantes el gran avión de pasajeros
que surcaba el cielo azul.
"Cuentos de otoño", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy jueves 26 de septiembre.
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