Los que hayan leído mi libro "Los guionistas" ya sabrán que la última parte de la historia transcurre en Las Vegas, y que una vez allí los protagonistas realizan una excursión en helicóptero al Gran Cañón del Colorado.
Para escribir esta parte, un servidor (como un profesional) se documentó a fondo. Ni corto ni perezoso me fui a Las Vegas y realicé dicha excursión para luego reflejarla fielmente en el libro.
En Las Vegas me alojé en el hotel Luxor (al igual que nuestros protagonistas, por supuesto).
La limusina que nos llevó a mi mujer y a mí al helipuerto.
Nuestro helicóptero en la pista.
Vista a través de la ventanilla del helicóptero.
Paisaje espectacular.
Roberto Malo en una meseta donde se posó el helicóptero, envuelto por las laderas del Gran Cañón.
Ana Alfaro posando en el helicóptero.
Foto artística: Roberto Malo en el Gran Cañón. Lo cierto es que en semejante entorno uno se siente en comunión con la naturaleza de una forma casi mágica. Resulta paradójico que para alcanzar el cielo haya que pasar antes por la ciudad del pecado.
Atardecer, volviendo.
Cielo rojizo, preludio nocturno, desde el helicóptero.
Regresando de noche a Las Vegas, una ciudad de película, siempre viva. ¡Viva Las Vegas!
Los que hayan leído mi libro "Los guionistas" ya sabrán que la última parte de la historia transcurre en Las Vegas, y que una vez allí los protagonistas realizan una excursión en helicóptero al Gran Cañón del Colorado.
Para escribir esta parte, un servidor (como un profesional) se documentó a fondo. Ni corto ni perezoso me fui a Las Vegas y realicé dicha excursión para luego reflejarla fielmente en el libro.
En Las Vegas me alojé en el hotel Luxor (al igual que nuestros protagonistas, por supuesto).
La limusina que nos llevó a mi mujer y a mí al helipuerto.
Nuestro helicóptero en la pista.
Vista a través de la ventanilla del helicóptero.
Paisaje espectacular.
Roberto Malo en una meseta donde se posó el helicóptero, envuelto por las laderas del Gran Cañón.
Ana Alfaro posando en el helicóptero.
Foto artística: Roberto Malo en el Gran Cañón. Lo cierto es que en semejante entorno uno se siente en comunión con la naturaleza de una forma casi mágica. Resulta paradójico que para alcanzar el cielo haya que pasar antes por la ciudad del pecado.
Atardecer, volviendo.
Cielo rojizo, preludio nocturno, desde el helicóptero.
Regresando de noche a Las Vegas, una ciudad de película, siempre viva. ¡Viva Las Vegas!
12 comentarios:
¡¡¡Que fotos más chulas!!
Y coño Roberto, que para mi... Carmen acaba de... en fin que no cuento nada para no fastidiar a otros jajaja
Salu2 córneos.
Que manera más divertida de ser profesional! y que valientes sois. Yo no sé si me montaría en un helicóptero.
¡Viva Las Vegas!. Que paisaje tan fabuloso el del Gran Cañón de Colorado, parece que de un momento a otro vayan a sonar los Eagles. Las Vegas es un viaje pendiente en mi vida y espero algún día poder realizarlo también. Supongo que habrá aún algún recuerdo a Sinatra. Se notaba, leyendo "Los guionistas" que te habías documentado de manera muy real...
Estupendas fotografías.
¡Que envidia! Pero fata la foto de vuestra boda en Las Vegas vestidos de Elvis y Marilyn con alguna copa de más.
Hola, Javier, en semejante entorno es difícil que las fotos salgan malas.
Y me encanta que todavía recuerdes la llegada de Carmen...
Hola, Vero, valientes no somos, que los helicópteros son muy seguros (y molan un montón, qué caramba).
Hola, Marcos, Las Vegas te encantará; la huella de Sinatra está muy presente. Y es una ciudad fantástica; como salida de un sueño desquiciado.
Hola, Manchas, tenemos un montón de fotos con varios Elvis (todos en su época fondona) y en capillas la mar de horteras, por supuesto. Qué menos. Tal vez para otra entrada...
Pues mi próxima novela está ambientada en Valencia... y es que los que somos pobres :(
Hola, Joe. Las novelas hay que ambientarlas donde vive cada uno, por supuesto, pero está bien hacerles viajar a los personajes un poco (así tenemos la excusa perfecta para viajar nosotros también).
Y ya tengo ganas de viajar con tu próxima novela...
Eso se llama ser un profesional, tengo que releer el libro para imaginaros allí.
Preciosas las fotos, ¡menudo viaje!
Besos para ti y para Ana, y para la chiquitina también.
Hola, Irene, este viaje no es nada comparado con los tuyos, que eres una verdadera profesional de los buenos viajes. Tú sí que sabes...
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