En mi sueño soy un perito en lectura de labios. La
actualidad informativa se cuela en el inconsciente de muchas maneras. Y mis
sueños, está visto, son muy influenciables por las noticias que nos bombardean
inmisericordemente. Todos anhelamos ser expertos en algo, y en el mundo onírico
yo he encontrado mi revelación. Ya sé lo que quiero ser de mayor: un perito en
lectura labial, un experto en leer lo que enuncian las bocas ajenas. Suena
bien, tanto si lo digo yo como si lo dice cualquier persona. Lo leo bien,
vamos. Siempre he tenido una vista de águila, portentosa, así que no me extraña
demasiado haber acabado en esta chocante profesión. He nacido para ello, me
digo sin humildad alguna, aunque no sea sordo y pueda pecar de intrusismo. Sin
embargo, ¿cómo he tardado tanto en darme cuenta? ¿Cómo no he sabido ver las
señales en todos estos años pasados? Han tenido que ponerse de moda en los
juicios y en las polémicas, me imagino, motivado seguramente por el ansia de
saber de la gente. Nos pierde la curiosidad, nos pierde el morbo. Y he
descubierto que no me va nada mal con mi curiosa especialización. Me llaman de
muchos programas para que despliegue mi talento innato. Los programas de
chismes no paran de consultarme. Los de fútbol, a todas horas; es un sinvivir.
Muchos jugadores, muchos entrenadores, se tapan la boca, claro, para que no
desvele un servidor lo que dicen, pero a mí no me la dan con queso. Hay cámaras
por todas partes; la cuestión es dar con una que saque una buena toma. Leo los
ojos y leo los labios. Suelen ir a juego en lo que transmiten. Ay, siempre me
ha gustado leer. Fundamentalmente, libros. He sido un consumado devorador de
libros. “Si me pagaran por leer…”, pensaba para mis adentros siendo un tierno
infante. Pues bueno, ahora en el mundo de Morfeo me pagaban por leer personas,
que también está bien. Todo sea por leer. Lo que sea: ensayos, tebeos, cuentos,
novelas, labios… Las personas son como libros abiertos, y se expresan como
tales. En congresos de escritores, por ejemplo, se leerían de maravilla los
labios, la gente se expresaría con buenas palabras, buen vocabulario, pero
lamentablemente ahí no me reclaman. Me piden que lea lo que dicen los
políticos, los empresarios, los famosos. Los escritores no pintamos nada. Así
que mejor me dedico a leer labios.
"Lectura de labios", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 15 de febrero.
https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2025/02/15/lectura-labios-114313115.html
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