Estoy
firmando en El Corte Inglés. Firmando sin parar. Me encanta ver las caras que
ponen los niños mientras les dedico el libro. Me observan expectantes, con
auténtica devoción. Yo estoy metido en mi papel, comentando lo ilusionado que
me siento de que les gusten mis historias. La comercial de Planeta, sentada a
mi lado, me dice en voz baja que vaya más rápido, que hay como doscientos niños
esperando su turno. Yo firmo a toda velocidad, pero me encanta charlar con los
chavales, preguntarles cómo se llaman, cuáles son sus libros favoritos, sus
personajes preferidos…, en fin, ese tipo de cosas. Y además los niños me
observan arrobados. Los padres, en cambio, curiosamente, me observan con cierta
lástima. Algunos incluso murmuran apenados: “Pobre, el calor que debe de estar
pasando”. Pero se equivocan por completo, desde luego. No paso calor, si bien
es cierto que sudo bastante dentro de la cabeza de ratón. No obstante, estoy
disfrutando una barbaridad; de hecho, me encuentro al borde del éxtasis. Soy
escritor, y firmar más de trescientos libros en un par de horas no lo hace
cualquiera. Vale, los libros que firmo no los he escrito yo, y ni siquiera he
leído la mayoría (y es un detalle importante, de acuerdo). Sin embargo, en
estos momentos, bajo el disfraz de Gerónimo Stilton, me siento la persona más
feliz del mundo.
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8 comentarios:
Te han sacado por el perfil bueno, sin duda.
jaja! Eso sí que es una experiencia total! te quedan bien las gafas, por cierto
Pues no te creas, Alfredo, en ese perfil se me ve un poco el micro, pero sí, estoy resultón.
Pues sí, JM, firmar más de trescientos libros en dos horas es una experiencia por la que tendría que pasar todo escritor, al menos una vez en la vida.
Tendré que disfrazarme de Mario Conde, que lo vi en El corte inglés de Valencia y también firma como un demonio.
Jo, y encima amenaza con meterse en política para "arreglarnos" el país.
En cualquier caso, que no escriba libros, hombre; eso hay que dejarlo a los ratones.
jejejeje Muy bueno, Roberto. No lo hace cualquiera... Un abrazo y enhorabuena por tu éxito como ratón.
Es duro ser ratón, Marcos, pero tiene sus cosas buenas...
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