La cabeza disecada de King Kong –mi más preciado trofeo- ocupa la pared principal de mi ostentoso salón. Las mujeres que vienen a casa la observan siempre entre fascinadas y aterradas, especialmente las rubias.
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18 comentarios:
¡Qué pena que no conserves una mano de King Kong!. Mecanizándola podrías obtener una atracción de feria donde esas rubias atemorizadas podrían ser liberadas facilmente de sus ropas más íntimas...jejeje.
Hola, Marcos, acalorado te veo...
¡Peazo salón que debes tener pa' que te quepa!
Yo quiero verlo ;-)
No suelo comentar el tamaño de mi salón por no humillar, Santi.
No sé a quien temen más las rubias, si a King Kong o a Alfred Hitchcock. ¿Tienes también su cabeza?
Hola, Manchas. Supongo que las rubias temían más a Hitchcock, sí. Y no estaría mal tener su cabeza...
Si aquí todo el mundo confesara cual es su trofeo más preciado...
Confiesa, Vero, confiesa...
Jajaja! si no muestro ni la cara, crees que voy a dar pistas sobre mis trofeos? ;)
Hombre, Vero, una pista por lo menos no estaría mal...
Menudo salón tienes entonces. Iba a hacer un chiste fácil sobre trofeos del cuerpo de King Kong, pero me callo.
Esa parte del cuerpo de King Kong creo que se la quedó Vero... Pero no lo confesará, no.
Por ser tu, me lo pienso...me lo pienso...
Al principio hasta pensaba que era atobiográfico :O
Vaya, Vero, la cosa promete...
Hola, Claudio. No hay nada autobiográfico, lamentablemente (ya querría yo tener un salón inmenso).
¿Y dónde está la foto?, yo, si no lo veo, no lo creo.
Besicos, Roberto.
Te lo juro, ¿sabes cuál ha sido la verificación de la palabra que me ha salido? MENTI, sólo falta RA, jajaja.
Hola, Irene, lo de las palabras de verificación es digno de estudio, desde luego. Tienen un retorcido sentido del humor.
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