Ayer fue un Día del Libro estupendo e intenso. Salió un solazo de los que casi obligan a salir a la calle, y como consecuencia el Paseo Independencia era un auténtico mar de gente.
En el puesto de la Librería París, tanto los libreros como los autores no tuvimos ni un instante de respiro. Firmé más de lo que hubiera podido soñar, y no paré de intercambiar impresiones con todo tipo de lectores. Un gustazo, vaya.
En la fotografía, el hombre-anuncio Roberto Malo y la librera Andrea burlándose de la camiseta.
En la fotografía, Magdalena Lasala, Roberto Malo, el librero del reino César Muñío y Juan Bolea.
En la fotografía, José Damián Dieste y Roberto Malo.
Fue una suerte estar en tan buena compañía, con estupendos autores, maravillosos libreros y ávidos lectores. Mil gracias a todos los que os pasasteis. ¡El próximo año más!
4 comentarios:
Una pena haber tenido que trabajr en una tarde tan buena y soleada. Para otra vez será...
Bueno, en estos tiempos el tener que trabajar es una buena noticia... Nos vemos.
...De nada...
Un placer, ya sabes.
Y el jueves, dejaremos que nos cuentes cuentos...¡Ya hemos reservado mesa!
Gracias, maja, nos vemos el jueves entonces.
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