Hoy sábado 26 de julio es el Día de
los Abuelos. Así es, cada 26 de julio se rinde homenaje a los abuelos, ya que,
según el calendario católico, es la fecha en que se celebra la onomástica de
San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo. Sin
embargo, resulta una celebración que pasa algo desapercibida, en comparación
con otras efemérides más populares y arraigadas, como el Día de la Madre o el
Día del Padre, por ejemplo. Y no tendría que ser así; los abuelos son una de
las figuras más importantes del grupo familiar, creando un vínculo muy especial
con los nietos. Siempre están dispuestos a dar amor incondicional, cuidados y
consejos, transmitiendo valores y enseñanzas a las nuevas generaciones. Con la
temática de los abuelos en mente me ha dado por escribir un cuento, titulado Viajes maravillosos. Espero que os
guste, aquí va:
En verano siempre llevo la radio
encendida cuando conduzco al socaire de la noche; es la compañía perfecta de
los viajantes como yo. A través de las ondas desgranabas tu gran aventura en
Islandia como un narrador consumado. La locutora apenas se atrevía a
interrumpirte, seguramente tan embelesada como yo por tus peripecias sin fin.
Enumerabas cómo habías estado a punto de quedar atrapado en un glaciar, cómo,
por hacer la fotografía perfecta, te habías calado hasta los huesos en una
gigantesca cascada, o cómo habías acariciado el cielo en el remanso de paz de
la Laguna Azul. El tema del programa era “Viajes maravillosos”, y el tuyo,
desde luego, lo era con creces. Por si había dudas, dejaste caer que cuando
viste por primera vez la aurora boreal pensaste que era el espectáculo más
hermoso del mundo. Sin embargo, poco tiempo después cambiaste de opinión. Era mejor
todavía ver la aurora boreal en buena compañía, y esa grata compañía la
encontraste en una rubia nativa de ojos azules como la laguna. No sólo habías
descubierto un gran país, habías descubierto el amor con mayúsculas. Y por
mantener vivo el amor habías prolongado tu estancia de forma indefinida, si
bien ahora volvías a casa con tu amada islandesa para presentarla a la familia
y anunciarles (aquí vacilaste un segundo) que ibais a ser padres. Tras un
instante de silencio, la locutora te dio la enhorabuena con voz emocionada y yo
me quedé sonriendo como un bobo. De semejante forma, a través de las ondas, me
enteré de que iba a ser abuelo.
"Viajes maravillosos", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 26 de julio.
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