lunes, 9 de enero de 2012

EL DOBLE



Oí ruidos
y me puse alerta,
escuché gemidos
y abrí la puerta.

Mi mujer y un hombre
hacían el amor
y el hombre...
era yo.

Me quedé perplejo,
sin saber qué decir,
el tipo era mi reflejo,
igual a mí.

Mi mujer de hito en hito
me miró,
dio un grito
y se desmayó.

Era demasiado
para mí.
El doble era clavado,
tenía hasta mi cicatriz.

“Ya me voy...”,
se excusó.
“No tan deprisa”,
dije yo.

“¿Por qué?”,
quise saber.
“¿Por qué va a ser?
Por tu mujer”.

“Es maravillosa,
es un sol,
es preciosa,
es un bombón”.

Y dicho esto
se volvió
y presto
desapareció.

Nunca lo he vuelto
a ver.
Y nunca dejo sola ya
a mi mujer.

6 comentarios:

39escalones dijo...

Mala suerte, porque ya podía ser el doble el que te hubiera visto a ti con tu prójima; si es que hay dobles que tienen una jeta...

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Haber aprovechado y montado un trío. Soy muy obvio, lo sé.

roberto dijo...

Los dobles te la meten doblada, Alfredo...

roberto dijo...

Y yo soy un antiguo, JM, pero tienes razón; siendo los dos el mismo, tiene sentido... Para otra vez.

Marcos Callau dijo...

Vaya con el doble. En este caso, la escena arriesgada la protagoniza el que no es doble... Un abrazo.

roberto dijo...

Bueno, siempre hay riesgo, Marcos...