viernes, 25 de noviembre de 2011

UN LEÓN Y UN CAMALEÓN EN MI CAMA



Un león ruge; una película empieza.
Un camaleón cambia de tonalidad; un color nace de nuevo.
Mi cama cae dormida; un sueño se acerca.

Yo abro una puerta; una historia se inicia. La puerta es la de mi apartamento. Entro con Nerea, una compañera de trabajo; trabaja conmigo en el zoológico. Ella está bastante bebida, al igual que yo; caminamos abrazados, riendo y tambaleándonos de un lado para otro. Nos dejamos caer en la cama y nos besamos torpemente mientras mi cuerpo y mi mente se debaten en una guerra entre el alcohol y el deseo. Me empiezo a desnudar y, a la vez, la desnudo a ella; ella me ayuda como puede. (Hacía mucho tiempo que deseaba encontrarme en esta situación. Siempre me había gustado Nerea, siempre.) Ahora ya estamos desnudos, sobre la cama; nos besamos, nos acariciamos, y poco a poco empezamos a hacer el amor. Sus cabellos castaños rozan mi cara; su cabellera es como la de un león. Las pupilas de sus ojos giran de placer en todas las direcciones, dando vueltas completas, como si tuviera los ojos de un camaleón. El placer aumenta, cada vez más, y algo empieza a cambiar. Sus uñas arañan salvajemente mi espalda, rasgándola, haciéndome sangrar abundantemente. Sus manos son garras; garras de león. Me besa, y su larguísima lengua abraza la mía, quedándose totalmente pegada como si fuera la de un camaleón. Además, tira de mi lengua hasta el fondo de su garganta. (Ya dijo alguien que hacer el amor es morir un poco.) Al mismo tiempo, ella ha cambiado de color. Ahora es verde; verde como mi cama. Sus garras, cómo no, siguen rajando mi espalda de lado a lado. (A pesar de estas minucias seguimos unidos, haciendo el amor.) Por mi parte, de mi vientre salen unos tentáculos que abrazan a ella fuertemente de la cintura; mi boca se agranda, mis dientes crecen, y mis colmillos muerden con furia su boca, haciéndola sangrar. El placer nos invade, nos invade por completo. Entonces, la cama se abre por el centro y nos devora a los dos.

Las luces se encienden; la película finaliza.
El camaleón repliega su lengua; una mosca muere.
Mi cama se despierta; un sueño termina.


4 comentarios:

39escalones dijo...

Si ya lo dice Woody Allen: "el sexo sólo es sucio si se hace bien".

roberto dijo...

Woody sí que sabe...

Marcos Callau dijo...

Tremendo este sueño, Roberto. Me ha gustado mucho y el detalle del comeinzo y la finalización del relato, genial. Un abrazo.

roberto dijo...

Aquí seguimos soñando, Marcos...