sábado, 17 de mayo de 2025

"EL ACTOR", MI COLUMNA SEMANAL EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Ha empezado el Festival de Cine de Cannes, y este año ha empezado a lo grande, concediendo la Palma de Oro de Honor al inmenso actor Robert De Niro. Si me preguntaran cuál es en mi opinión el mejor actor de cine de la historia, respondería lo mismo que Quentin Tarantino: sin ninguna duda, Robert De Niro. Al entrar en mi casa, lo primero que se ve es una cartela rectangular promocional de una película con la silueta recortada de la cabeza de Robert De Niro asomando por una ventana. Fue un regalo del artista Juan Ros, que también es muy fan de De Niro y conoce mi debilidad por esta leyenda del cine. Todos tenemos algún actor que nos ha marcado en la infancia, en la juventud…, en la vida, en definitiva. En mi caso (como en el de tantos otros, me imagino) mi educación sentimental, cinéfila y vital viene marcada por el protagonista de El Cazador, Toro Salvaje, Érase una vez en América, Huida a medianoche, y tantas otras joyas. Tuve mi momento fan con Bobby en San Sebastián (tenerlo a un metro me impresionó sobremanera, su leyenda le rodea como un aura), en el año 2000, cuando le entregaron el Premio Donostia. Se lo entregó Javier Bardem, por cierto, tras poner unas cuantas imágenes de sus numerosos peliculones. De Niro dijo: “No sabía que había hecho tantas películas. Muchas gracias por esta bienvenida. Es un honor. Muchas gracias”. Y se fue. Viva la brevedad. En Cannes en su discurso de agradecimiento se ha extendido más. Tenía un buen motivo: el presidente filisteo, tal y como lo denominó. “El arte es democrático, inclusivo y diverso, por eso somos una amenaza para los fascistas del mundo”, declaró. Supongo que en Cannes el veterano actor se siente como en casa. Y es que ha estado un buen puñado de veces. Acudió a Cannes por primera vez en el año 1973, con Malas calles, de Martin Scorsese, y su última vez había sido 50 años después, con Los asesinos de la luna, también de Martin Scorsese. Entre medias, presentó diversas películas y dos de ellas ganaron la Palma de Oro: Taxi driver, en 1976, y La misión, en 1986. Como afirmó Leonardo DiCaprio, momentos antes de entregarle la Palma de Oro honorífica: “El legado de De Niro no es solamente los papeles que ha interpretado, también cómo ha tratado los personajes como una transformación, todos le admiramos. No ha sido otro gran actor, ha sido El Actor”.


"El actor", mi columna semanal en El Periódico de Aragón de hoy sábado 17 de mayo.

Asimismo, podéis leer la columna "El actor", de Roberto Malo, en el enlace de la web del Periódico de Aragón que pongo a continuación:


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