miércoles, 29 de febrero de 2012

EN EL CONFESIONARIO


El asesino con remordimientos se arrodilla ante el confesionario y musita un ave maría purísima. Se aclara la garganta (mientras el sacerdote asiente con un sin pecado concebida) y con voz firme y serena declara que es un asesino a su pesar, y de los mejores además. El sacerdote se queda de una pieza.
-¿Cómo, hijo mío? –atina a decir.
-Como lo oye, padre, soy un asesino, pero me arrepiento, me arrepiento muchísimo.
-¿Y a cuántos has matado? –pregunta el sacerdote, casi por decir algo.
-He matado a doce hombres –dice el asesino.
-¿Doce? ¿Y por qué los mataste?
-Porque eran sacerdotes –aclara el asesino-, y yo odio a muerte a todos los sacerdotes.
-¿Qué? –musita el siervo de Dios, con un nudo en la garganta.
-Perdóneme, padre, porque voy a pecar –susurra el asesino.

10 comentarios:

  1. Vaya, qué mala suerte para el pobre asesino. Si en vez de los curas, le hubiera dado por los indios, los moros, los protestantes o por ser amigo de los nazis, probablemente estaría canonizado y habría una calle o una plaza en Roma con su nombre.

    ResponderEliminar
  2. Y el otro también, Vero, que vaya afición más triste.

    ResponderEliminar
  3. Si es que, Alfredo, ni los asesinos tienen criterio...

    ResponderEliminar
  4. Pobre cura, la que se le venía encima.
    Me gustó Roberto porque el final aunque perfectamente encauzado, no nos lo deglutes del todo.

    Un saludo indio
    Mitakuye Oyasin

    ResponderEliminar
  5. Qué putada para el párroco.
    Me parto...

    ResponderEliminar
  6. Hola, David, toda vocación tiene sus riesgos...

    ResponderEliminar
  7. Sí, Raúl, el cura, de alguna manera, también se parte...

    ResponderEliminar
  8. Muy bueno...pero, ¿cómo se te ocurren tantos y tan buenos? Al final temía por si el confesador le pedía perdón al confesado, por ser sacerdote. Y la penitencia ¿fue penitencia o penitenciaría?

    ResponderEliminar
  9. Hola, Marcos. Muy bueno lo de "penitenciaría"...

    ResponderEliminar