La mano derecha del rey Baltasar no la usa para saludar, como podría parecer a simple vista, sino para protegerse de los caramelos que le arroja la gente con furia (caramelos que han tirado previamente los pajes al público como para caldear el ambiente). Sin comprender semejante despropósito, se me ocurre pensar en lo malo que es el racismo, el pobre rey negro recibiendo una lluvia de caramelos de niños y adultos sin corazón. Sin embargo, medito, no puede ser por racismo, es un rey negro pintado, más falso que las vistosas ropas que luce. Entonces me fijo en sus rasgos, tan conocidos, claro, y caigo en la cuenta de que es el alcalde disfrazado. Sin dudar, tomo unas piedras del suelo (dejo los caramelos para los demás) y me digo para mis adentros que va a ser la última vez que el muy sinvergüenza se disfraza de rey mago.
¡Toma ya!, claro que sí...¿qué es eso de utilizar la célebre cabalgata de los reyes como mítin político? Muy mal, muy mal... espero que las piedras fueran "mu gordas" (jeje, puro espíritu navideño) Feliz año!
ResponderEliminarAquí se va a armar la de San Quintín!! jijiji
ResponderEliminarUn saludo indio
Seguimos con el espíritu navideño, Marcos. ¡Feliz año!
ResponderEliminarPues sí, David, empezamos el año guerreros. Un saludo enlazado.
ResponderEliminarNo pienso ir a una cabalgata más!
ResponderEliminarEs decir, este año tampoco...
No, si los niños se lo pasan bien (lanzando caramelos y eso).
ResponderEliminarOjalá, aunque el nuestro bastante tuvo con hacer de malo en "Aladdin".
ResponderEliminarSí, los de Disney son unos cachondos...
ResponderEliminarSabía yo que no era cosa de racismo, si no de indignación.
ResponderEliminarFeliz año, chaval.
Feliz año, Raúl. Que sonríamos mucho, que con la que está cayendo...
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