lunes, 9 de enero de 2012

EL DOBLE



Oí ruidos
y me puse alerta,
escuché gemidos
y abrí la puerta.

Mi mujer y un hombre
hacían el amor
y el hombre...
era yo.

Me quedé perplejo,
sin saber qué decir,
el tipo era mi reflejo,
igual a mí.

Mi mujer de hito en hito
me miró,
dio un grito
y se desmayó.

Era demasiado
para mí.
El doble era clavado,
tenía hasta mi cicatriz.

“Ya me voy...”,
se excusó.
“No tan deprisa”,
dije yo.

“¿Por qué?”,
quise saber.
“¿Por qué va a ser?
Por tu mujer”.

“Es maravillosa,
es un sol,
es preciosa,
es un bombón”.

Y dicho esto
se volvió
y presto
desapareció.

Nunca lo he vuelto
a ver.
Y nunca dejo sola ya
a mi mujer.

6 comentarios:

  1. Mala suerte, porque ya podía ser el doble el que te hubiera visto a ti con tu prójima; si es que hay dobles que tienen una jeta...

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  2. Haber aprovechado y montado un trío. Soy muy obvio, lo sé.

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  3. Los dobles te la meten doblada, Alfredo...

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  4. Y yo soy un antiguo, JM, pero tienes razón; siendo los dos el mismo, tiene sentido... Para otra vez.

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  5. Vaya con el doble. En este caso, la escena arriesgada la protagoniza el que no es doble... Un abrazo.

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  6. Bueno, siempre hay riesgo, Marcos...

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