los curas nos decían
todo lo que estaba mal
los curas nos decían
que estaba todo mal
mientras, nos pegaban
los curas, por ejemplo,
nos decían que el onanismo
conducía al enanismo
yo mido ahora uno noventa,
de no haberme animado a diario,
¿qué altura habría alcanzado?
Mmmmmmm.... yo me quedé en 1,80...y puede que siga menguando...
ResponderEliminar1,80 está muy bien. ¡Como yo!
ResponderEliminarEl personaje del cuento salió más alto...
Uno tiende a poner personajes más altos y más guapos que uno mismo...
Menos mal Roberto, igual hubieses llegado a los 4 metros, ¡qué horror!, por cierto, mides igual que "mi niño"
ResponderEliminar¡Qué sabrán los curas!, ¿o sí?
Besicos, Roberto.
Los curas saben mucho, sí, de la vida, de la muerte, del amor...
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Roberto, me llamo Alberto Salas y vengo a medir 1,74, paja arriba paja abajo. También participé en la antología faroniana. Al topar con este blog, he releído (y disfrutado) tu divertidísimo cuento, y también el enigmático y muy sugerente de Julia Rubio, que ha intervenido en el anterior post.
ResponderEliminarUn cordial saludo, también desde Zaragoza,
Alberto
Hola, Alberto, un placer. A ver si nos vemos, paisano...
ResponderEliminarPor cierto, Alberto, he vuelto a leer "La sequía universal". Gran cuento; me encanta cómo le das la vuelta...
ResponderEliminarMágnifico post,muy ocurrente. ¡Jeje!
ResponderEliminarAquí te dejo nuestro pequeño granito en pro de la lucha contra este tipo de energúmenos
http://www.dalequeteblog.com/habemus-obispus-gi-lipo-llam
Un saludo